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Si me gritan no aprendo; me asusto: Mi cerebro cree que estoy en peligro.

Una explicación desde la neurociencia. Participantes: Ana Isabel Aviña Domínguez, Cielo Saraí González Silverio, Xitlalli Pilar Priego Obregón «Una generación de padres que ame profundamente, cambiará el cerebro de la siguiente generación y con ello el mundo.» -Charles Raison- El amor sano (respeto, límites, ternura, empatía) transforma a los cerebros anatómica y funcionalmente en buenos seres humanos. Lic. Psicología Cielo Saraí González Silverio. Introducción «¿Cuál es la forma correcta de educar a los hijos?” Esta es una de las preguntas más inquietantes para nuestra sociedad actual. Mucho se ha hablado sobre los distintos estilos de crianza, pero pocas veces nos detenemos a entender cómo funciona el cerebro infantil y cómo ciertos estilos parentales pueden beneficiar o afectar su desarrollo. Aunque es cierto que nadie nos ha enseñado cómo ser “buenos padres”, es imprescindible comenzar a educarnos para saber educar, asegurándonos de que los cerebros de nuestros hijos crezcan en ambientes que favorezcan su desarrollo óptimo.» De acuerdo con datos estadísticos recopilados en la Consulta Madres, Padres y Personas Cuidadoras opinan sobre la crianza y el cuidado, el 85% de las personas participantes considera que no se debe recurrir al castigo físico para disciplinar a niñas, niños y adolescentes (NNA). Sin embargo, cuando se les pregunta cómo establecen límites frente a conductas inadecuadas, la mayoría menciona que primero explican por qué la conducta no es correcta, pero en segunda instancia eligen los gritos como método de corrección, considerando esta práctica como una herramienta tradicional que ofrece resultados inmediatos (Secretaria de Gobernación, 2024) . No obstante, investigaciones recientes en neurociencia muestran que gritar no educa ni enseña, sino que genera miedo, estrés y desregulación emocional en los niños, activando circuitos cerebrales que interpretan esta situación como una amenaza. Este artículo explica cómo el cerebro infantil responde a los gritos, qué efectos tiene esta reacción en las áreas cognitiva y emocional del niño, y por qué es necesario reemplazar estos métodos por estrategias más efectivas y empáticas para favorecer un desarrollo emocional saludable.  Si me gritas, no aprendo; me asusto: Mi cerebro cree que está en peligro Como padres, educadores o cuidadores, todos hemos caído alguna vez en la tentación de levantar la voz para corregir comportamientos. Sin embargo, pocas veces reflexionamos sobre cómo nuestros gritos afectan a quienes los reciben, especialmente a los niños. El cerebro infantil es particularmente vulnerable al estrés, y cuando un niño es sometido a gritos o ambientes adversos, no sólo experimenta un maltrato emocional, sino que su capacidad para aprender y regular sus emociones se ve seriamente afectada. El cerebro infantil: una máquina vulnerable al estrés La infancia es una etapa clave en el desarrollo cerebral. Durante los primeros años de vida, el cerebro está en constante formación, lo que significa que las experiencias que se viven tienen un impacto profundo en el desarrollo. Cuando los niños son expuestos a situaciones estresantes, como los gritos frecuentes, se activa un mecanismo de defensa conocido como «lucha o huida» mediado por el sistema activador reticular ascendente (SARA) diseñado para responder ante una amenaza. Esta respuesta implica la liberación de cortisol, la hormona del estrés, que, aunque útil en situaciones de peligro real, tiene efectos perjudiciales cuando se mantiene a niveles elevados durante largos períodos. Esto resulta especialmente peligroso para los niños, ya que su cerebro aún está en proceso de desarrollo y es más vulnerable a los efectos del estrés (Shonkoff et al., 2011). El estrés crónico en la infancia afecta áreas clave del cerebro, como la corteza prefrontal, que es responsable de funciones esenciales también conocidas como funciones ejecutivas (FE) dentro de estas funciones se incluyen la toma de decisiones, la planificación, el control de impulsos y la regulación emocional. Esta área del cerebro de acuerdo con la National Institute of Mental Health (2023) sigue madurando hasta la adolescencia, y alcanza su máximo desarrollo de los 25 a los 30 años; por lo que un entorno cargado de estrés puede afectar su desarrollo, dificultando la capacidad de los niños para manejar sus emociones y aprender de manera efectiva (Comunidad de Madrid, 2019). La corteza prefrontal, encargada de la toma de decisiones racionales y la regulación emocional, se ve especialmente afectada cuando los niños están sometidos a altos niveles de cortisol. La neurociencia ha demostrado que el estrés prolongado altera la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y aprender. Los gritos frecuentes interrumpen este proceso, reduciendo la capacidad de los niños para procesar nueva información y aprender (España, 2020). Consecuencias a corto y largo plazo: el impacto en la emoción y el aprendizaje Las consecuencias de los gritos no solo se sienten a nivel cerebral; también tienen un impacto emocional y social en los niños. El estrés emocional constante causado por los gritos puede aumentar la vulnerabilidad de los niños a desarrollar problemas emocionales, como la ansiedad y la depresión. Esto ocurre porque el sistema límbico, el área del cerebro encargada de las emociones, también se ve afectado por el estrés prolongado, lo que dificulta la capacidad de los niños para regular sus emociones de manera adecuada. Los niños que crecen en ambientes cargados de tensiones y gritos son más propensos a reaccionar de manera impulsiva o desbordada ante situaciones cotidianas (Shonkoff et al., 2011). Además, la baja autoestima es otra consecuencia significativa de los gritos en la infancia. Según un estudio realizado por el psicólogo Carlos Martín (2022), los niños que son frecuentemente criticados o regañados tienden a desarrollar una visión negativa de sí mismos. Este tipo de trato puede hacer que los niños se sientan inadecuados o rechazados, lo que aumenta el riesgo de que desarrollen trastornos emocionales. Los gritos no solo afectan el bienestar emocional de los niños, sino también su capacidad para interactuar de manera positiva con los demás. Por otra parte, también se ve un efecto negativo en el perfil neuropsicológico de los niños maltratados quienes presentan problemas de atención, memoria, lenguaje, desarrollo intelectual, fracaso escolar. Esto se debe a fallos en los procesos de neurogénesis, mielinización, sinaptogénesis y

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Escritura femenina: curación y resistencia

Por Judith Escandón Juárez Colaboradora en el Centro de Investigación en Ciencias Sociales UAdeC. Han Kang, reconocida autora surcoreana, nos entrega en Blanco una obra que, a partir de una lista simple de cosas blancas, se convierte en una exploración sobre la pérdida, el dolor y la memoria. En el recorrido de sus páginas, la autora teje una narrativa cargada de imágenes evocadoras que nos invitan a reflexionar sobre el duelo y la resistencia femenina. Esta novela se puede analizar desde una perspectiva de género, estableciendo conexiones con el feminismo literario mexicano que también ha dado voz a las historias de mujeres.         El blanco se extiende por la narración de Han Kang como una capa que envuelve cada recuerdo y emoción. Es un color que oculta tanto como revela, lo que hace que la historia se mueva entre lo tangible y lo invisible. En la cultura oriental, el blanco simboliza luto, mientras que en la occidental se asocia con la pureza. Han Kang toma ese color cargado de significados y lo transforma en un espacio donde el dolor y la memoria encuentran su voz.         Cada objeto blanco —la bata de un recién nacido, la nieve, el papel— guarda una historia silenciosa. La bata evoca fragilidad; la nieve, lo efímero; el papel, la posibilidad de dejar testimonio. A través de estos elementos simples, pero simbólicos, la autora teje un relato sobre el sufrimiento, la resistencia y la búsqueda constante de sentido.         La también autora de La vegetariana describe una puerta oxidada que intenta cubrir con pintura blanca, una imagen potente que simboliza el esfuerzo por borrar cicatrices emocionales. El gesto de pintar sobre el óxido refleja la lucha continua por transformar el dolor en algo más llevadero. Este esfuerzo, sin embargo, deja cicatrices visibles, al igual que las experiencias que marcan la vida.         El centro en la narrativa de Blanco es la reflexión sobre la muerte de una hermana mayor que falleció poco después de nacer. Esta pérdida, aunque no vivida directamente por la protagonista, atraviesa su vida de manera persistente. La experiencia del duelo femenino, tantas veces invisibilizada, emerge como una forma de resiliencia. La hermana que nunca conoció simboliza esas pérdidas que las mujeres han aprendido a llevar en silencio. Maternidad y duelo La obra de Han Kang desafía al lector desde una perspectiva de género, y Blanco subraya la importancia de validar las historias de las mujeres, especialmente aquellas relacionadas con la pérdida y la maternidad. La novela, precisamente, aborda la maternidad desde un enfoque poco convencional: una madre que enfrenta la muerte de su hija encarna la tensión entre la protección y la pérdida. Esta figura desafía las narrativas tradicionales que idealizan el rol materno, mostrando en cambio su fragilidad y el peso simbólico del luto.         El acto de envolver al bebé en pañales blancos expresa esa tensión desgarradora entre la protección y la aceptación de la pérdida. Es un gesto cargado de amor, pero también de impotencia frente a una realidad irreversible. Las mujeres que han vivido experiencias de duelo similares pueden reconocer en la obra de Kang una forma de consuelo y catarsis al encontrar palabras para ese dolor muchas veces silenciado.         La figura materna en Blanco también evoca los relatos de autoras mexicanas como Rosario Castellanos, quien retrató la maternidad desde una visión valiente y crítica. Castellanos disminuye la idea tradicional de la madre perfecta y muestra a mujeres que enfrentan contradicciones, dudas y vulnerabilidades en su papel de madre. Esta mirada resuena con el enfoque de Kang, quien también revela lo complejo de ser madre en un mundo donde la pérdida a menudo se convierte en una presencia continua.         La escritura en Blanco es un medio de sanación. Han Kang describe el proceso de escribir este libro como un «ungüento blanco aplicado sobre una hinchazón», una forma de aplicar un alivio simbólico al dolor acumulado. Esta imagen transmite la idea de que el acto de narrar, lejos de ser un simple ejercicio literario, funciona como una forma de curación emocional. La narrativa se convierte en una herramienta para confrontar el dolor y transformarlo en arte. La metáfora resuena con experiencias universales: cuando las personas enfrentan pérdidas o momentos difíciles y transforman esas vivencias en palabras, el ejercicio puede ser reparador. Narrar no necesariamente borra el dolor, pero permite darle forma y, de alguna manera, aliviar su carga. Esta perspectiva conecta con la idea de la escritura como resistencia: el arte de contar historias ayuda a resignificar el sufrimiento y a encontrar belleza incluso en las situaciones más dolorosas.         Las imágenes que Kang construye son potentes: una mariposa blanca que pierde el color de sus alas con el frío o el silencio palpable de una habitación cubierta de escarcha. Cada escena evoca la fragilidad de la vida, pero también la belleza que se encuentra, a pesar de todo, en las grietas del sufrimiento.         Otras escritoras mexicanas con las que conecta la obra de Han Kang son Elena Poniatowska y Cristina Rivera Garza, quienes han explorado temas como la maternidad, la violencia de género y la memoria femenina, dando lugar a narrativas complejas y necesarias que las mexicanas y los mexicanos deberíamos leer para una compresión más precisa del entorno que vivimos, entorno que quizá, con estás lecturas, experimente un cambio y despierte sensibilidades ante el dolor y las violencias de género que se viven.         El lenguaje en Blanco es suave, pero puntiagudo, con filo, similar al estilo de Rivera Garza, autora que también aborda la memoria y el cuerpo femenino como espacios de resistencia. Ambas autoras demuestran que el lenguaje puede sanar y reconfigurar el dolor.         El feminismo literario en México se ha dedicado a visibilizar las experiencias femeninas, muchas veces ignoradas por la narrativa dominante. Al igual que Kang, las autoras mexicanas mencionadas líneas arriba abordan el dolor femenino desde una perspectiva que no busca negarlo, sino enfrentarlo; tanto en el contexto surcoreano como en el mexicano, la narrativa femenina desafía

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El odio a lo hispano y lo español: de Las Casas a Emilia Pérez

Por: Enrique Sada Sandoval A diferencia de Las venas abiertas de Latinoamérica del escritor Eduardo Galeano, obra insulsa que por su ignorancia histórica y económica—algo que su autor reconoció con vergüenza antes de morir—ha hecho mucho daño en la mentalidad de los países de habla hispana, existe una obra que lo mismo debería de ser imprescindible para los que hablan castellano a ambos lados del Atlántico que para nuestros vecinos al norte del Río Bravo, y es El árbol del Odio.Más allá de lo que atrae por su título explosivo, esta obra clásica y reconocida ampliamente por el gremio de los historiadores académicos, perteneció nada menos que al californiano Philip Wayne Powell, gran especialista en historia virreinal y del México prehispánico entre cuyos títulos reconocemos Las Guerras chichimecas y Capitán mestizo: Miguel de Caldera y la frontera norteña.La finalidad de este libro en su momento era señalar como es que la política estadounidense respecto a México, Hispanoamérica y aún para con la misma España debe fundamentarse, para ser eficaz, en la comprensión, puesto que si se basa en el prejuicio, resultará una política maldita según palabras propias del autor, quien fue asesor presidencial en Asuntos Hispánicos en su momento.Y no es para menos. Al igual que el Imperio Español en su momento, los Estados Unidos también padecen hoy en día su propia Leyenda Negra, aunque al igual que la España del “Siglo de Oro”, también se asemejan mucho por ser un país con grandeza, fuerza, generosidad, fe en su destino e incluso cierta ingenuidad también.No en vano el Dr. Powell lamenta que los gobernantes e intelectuales de su país se empeñen tanto en comparar su hegemonía con la de la antigua Roma cuando en realidad: “Harían mejor en estudiar la ascensión, los logros, las deficiencias y el declive de España y de su imperio, ya que la voz milenaria del pueblo español podría indicarnos el destino de aquellos que alcanzan el dominio mundial y que no hacen caso a las propagandas que pueden solidificarse en forma de historia”.Ciertamente para nuestros vecinos norteamericanos ha de costar bastante el tratar de mirarse en el espejo español como caso-ejemplo debido a la maquinaria difamatoria de la Leyenda Negra entretejida por sus ancestros ingleses y holandeses, como denunciara Julián Juderías desde el siglo pasado; misma donde el prejuicio y la desinformación se encargaron de vender al mundo una imagen falsa y degradatoria que terminó por convertirse en un lugar común, no desde la realidad, sino desde la propaganda política enemiga.Ecos de esta propaganda discriminatoria los tenemos muy recientemente en los exabruptos del director de cine Jacques Audiard, autor del esperpento fílmico llamado Emilia Pérez; que ha generado repudio en México e Hispanoamérica por sus estereotipos—muestra de la ignorancia que el director confesó tener por completo respecto al país que intentaba retratar—y al que se suma su descalificación del español como idioma al que sobaja como: “Una lengua de países emergentes, una lengua de países modestos, de pobres y de migrantes”.En este contexto en particular no deja de ser curioso el ver a aquellos que por adoctrinamiento e ignorancia reniegan del gran legado hispano a nuestra herencia cultural:aquellos que aplauden el cambio de nombres castellanos de las avenidas y el que se quitara la estatua de Cristóbal Colón, darse cuenta que para los extranjeros se nos distingue por hablar español, aunque pretendan venderse como “aztecas” o descendientes directos de Tezcatlipoca.En un tiempo crítico en el que la Batalla cultural por Occidente cobra nuevos bríos y en los que los Estados Unidos de Norteamérica está restableciendo sus políticas migratorias, a riesgo de errar a la hora de separar el trigo de la cizaña; las palabras de Audiard, las ocurrencias populistas de ciertos politicastros por pelear la denominación del Golfo de México y el bodrio del citado cineasta donde lo mismo banaliza una tragedia nacional a la par que hace apología del crimen, no pudo haber ocurrido todo junto en peor momento.

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¿QUÉ ES LA DEPRESIÓN?

Por: Cielo Saraí González Silverio y Maricarmen Valdivia Villa En el marco del día internacional de la depresión: Un llamado a la conciencia sobre el Trastorno Depresivo, conmemorado cada 13 de enero, nos invita a reflexionar sobre uno de los trastornos mentales más prevalentes y debilitantes en el mundo. Su impacto en la salud emocional y social de millones de personas hace necesario mantener consciente la importancia de compartir a la población sobre qué es la depresión y algunas formas de prevenirla. DEPRESIÓN ¿Qué es la depresión? La depresión es un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por la tristeza y el desánimo. Se asocia, además, con alteraciones físicas y cognitivas, ya que afecta al desarrollo funcional del paciente, así como a las relaciones sociales o al lenguaje. Según el DSM-5 (American Psychiatric Association, 2013), para ser diagnosticada como trastorno depresivo mayor, estos síntomas deben durar al menos dos semanas y no ser atribuibles a otra condición médica o al uso de sustancias. El trastorno depresivo denominado «mayor» es el más frecuente, es a este al que nos referimos al hablar de depresión. Lo padecen en torno a un 7% de personas en el mundo, principalmente mujeres, y es tres veces más frecuente entre los 18 y 29 años, que en los mayores de 60 años. Etiología o causas Las causas de la depresión son de tipo multifactorial. Aunque hay factores que pueden incidir en su aparición. Las personas con un familiar de primer grado deprimido pueden llegar a sufrir más la enfermedad. Los traumas de la infancia y el estrés son factores de riesgo para padecer una depresión. También las personas con niveles elevados de inestabilidad emocional son más vulnerables. Por otro lado, la desregulación de neurotransmisores como la noradrenalina, serotonina y la dopamina se consideran también factores cerebrales asociados a la depresión. Prevalencia de la depresión a nivel mundial y en México Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 280 millones de personas sufren depresión en el mundo, un trastorno mental que es más frecuente entre mujeres que en varones, aunque también son propensos a padecerlos los jóvenes y ancianos. Constituye un problema importante de salud pública mundial, ya que más de cuatro por ciento de la población vive con este cuadro psicopatológico. En México, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud del gobierno federal, 3.6 millones de adultos la padecen; de ellas, el 1 % son casos severos. Tipos de depresión El rasgo central de este trastorno es una irritabilidad crónica, grave y persistente. El rasgo principal es un periodo que dura al menos 2 semanas durante el cual existe ánimo depresivo o pérdida del interés o del placer en todas o casi todas las actividades durante la mayor parte del día casi todos los días. El rasgo principal es un ánimo deprimido que aparece la mayor parte del día, durante la mayor parte de los días, durante al menos 2 años o al menos durante 1 año en los niños y los adolescentes. Característica esencial son la expresión de labilidad afectiva (experimenta cambios rápidos e intensos en el estado emocional), disforia y síntomas de ansiedad que se repiten durante la fase premenstrual del ciclo. El rasgo esencial del trastorno es un período de tiempo importante y persistente de estado de ánimo deprimido, o una disminución notable del interés o del placer en todas o casi todas las actividades, que predominan en el cuadro clínico. Esta categoría se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por comunicar el motivo específico por el que la presentación no cumple los criterios de un trastorno depresivo específico. Síntoma característico, causan ansiedad clínicamente significativa o deterioro en lo social, lo laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. Formas de prevención de la depresión Bibliografía DSM-5 American Psychiatric Association, 2013

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Trastorno del espectro autista: Estrategias para la escuela y el hogar

El trastorno del espectro autista es un tema del cual cada vez nos encontramos con más casos, esto por diferentes razones; principalmente porque en la actualidad, gracias a la profesionalización y a las redes sociales, se puede identificar con mayor rapidez y eficacia a estos niños, adolescentes, e inclusive adultos con TEA (Trastorno del Espectro Autista). El conocimiento que poseen los docentes sobre el desarrollo evolutivo de los niños neurotípicos es fundamental para la identificación temprana de características que se desvían de estos parámetros. Los maestros, al estar en contacto directo con los niños en contextos educativos y sociales, pueden observar patrones de comportamiento, interacción y comunicación que no coinciden con las expectativas propias de su etapa de desarrollo. Esta habilidad de reconocer diferencias sutiles en el desarrollo cobra relevancia al recoger información inicial que puede ser clave para la identificación de un diagnóstico temprano del Trastorno del Espectro Autista (TEA). Por ejemplo, dificultades en la reciprocidad social, un lenguaje inusual o conductas repetitivas (esteriotipas), pueden ser señales que los docentes, con la formación adecuada, podrían identificar como motivo de atención para comunicárselo a los padres de familia del pequeño, sin embargo, es importante mencionar que los docentes no deben diagnosticar o emitir alguna etiqueta a algún alumno del cual perciban alguna dificultad. El rol del docente no es diagnosticar, sino aportar observaciones fundamentadas y sistemáticas que complementen el trabajo de los especialistas. Así, su conocimiento sobre el desarrollo típico se convierte en una herramienta esencial para articular esfuerzos entre la escuela, la familia y los profesionales de la salud, promoviendo intervenciones oportunas que impacten positivamente en el desarrollo del niño. Por otra parte, la reinserción de estos niños en la sociedad, es cada vez más evidente; esto gracias a diferentes cambios en las políticas, que han hecho inclusivas a las escuelas bajo el lema de:  «escuela para todos», la cual, fue y sigue siendo una propuesta a  nivel mundial, que apuesta por la inclusión de niños con necesidades educativas especiales o algún trastorno del neurodesarrollo en particular (TDAH, autismo, trastornos específicos del aprendizaje,  trastorno generalizado del desarrollo, étc). Según el Plan de Estudios 2022, la inclusión va más allá de simplemente garantizar que los diversos grupos de la sociedad formen parte del sistema educativo. Aunque esto representa un avance significativo, no basta con solo integrarlos; es indispensable transformar las prácticas educativas, culturales y sociales para atender y entender las necesidades de todos los estudiantes de manera equitativa y significativa. Este enfoque busca asegurar no solo el acceso, sino también la participación activa y el aprendizaje de calidad para cada estudiante, sin importar su condición o contexto.  Ahora bien, es importante entender que el trastorno del espectro autista es un trastorno del neurodesarrollo, en el que el desarrollo cerebral del niño afecta la manera en la que él percibe e interactúa con otras personas. Es por ello que pueden presentar problemas en la interacción social y en su  comunicación,  toda esta serie de dificultades que el niño con autismo puede presentar, va a depender de múltiples factores: la carga heredofamiliar, la edad de los padres, la exposición a agentes estresores durante el parto, inclusive hay algunos autores que teorizan argumentando que la contaminación ambiental, mediante la concentración de  metales pesados como el arsénico, plomo y flúor, en el aire y  agua, cumple un papel importante que puede afectar a nivel embriológico el desarrollo cerebral del nuevo ser. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) identifica varios factores de riesgo asociados con el desarrollo del Trastorno del Espectro Autista (TEA). Estos factores pueden agruparse en tres categorías principales:             1.         Factores genéticos y hereditarios: Existe una alta heredabilidad en el TEA, con evidencia de mutaciones genéticas específicas y variaciones en el ADN, que pueden aumentar el riesgo. Familias con antecedentes de TEA tienen mayores probabilidades de presentar el trastorno en nuevos miembros.             2.         Factores prenatales y perinatales: Las complicaciones durante el embarazo o el parto, como infecciones maternas, exposición a tóxicos o edad avanzada de los padres, se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar TEA.             3.         Factores ambientales: Aunque no se ha identificado una causa ambiental directa, ciertas condiciones como la exposición prenatal a contaminantes o medicamentos específicos han sido objeto de estudio como posibles contribuyentes. El DSM-5 destaca que estos factores interactúan de manera compleja y que el TEA resulta de una combinación de predisposiciones genéticas y factores ambientales que influyen en el desarrollo neurológico temprano. Sin embargo, es importante enfatizar que ninguna de estas variables es determinante por sí sola, y el diagnóstico debe basarse en una evaluación integral. El trastorno del espectro autista, se considera espectro debido a sus diversos signos y síntomas que presentan los niños con este trastorno. Esto quiere decir que dos niños que viven con autismo lo van a vivir de manera muy diferente y única. A pesar de tener el mismo diagnóstico. Habrá algunos niños con autismo que presenten dificultades sensoriales para tolerar texturas o el ruido, habrá otros niños con autismo donde el lenguaje hablado y la comunicación se encuentren mayormente limitadas.  Sin embargo, también puede haber otros niños compartiendo el mismo diagnóstico que sí pueden aprender conforme a los niños de su edad, pero que tengan limitada solo el área de socialización. En este caso particular donde hablamos de niños con un diagnóstico de autismo que pueden aprender y pueden hablar y comunicarse pero que tienen pocas habilidades para socializar, estamos hablando de lo que anteriormente era conocido como asperger. El diagnóstico de Asperger dejó de considerarse un trastorno independiente a partir de la publicación del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su quinta edición (DSM-5) en 2013. En esta revisión, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) decidió incluir el Asperger dentro de una categoría más amplia conocida como Trastorno del Espectro Autista (TEA) Sin embargo, para estos niños, anteriormente llamados niños con Asperger, actualmente se usa el criterio de autismo de alta funcionalidad, mientras que existen dos categorías más

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El extraño retorno de Jacobo Grinberg.

Popularizado más que por algún resultado en concreto, aportación académica o a la ciencia, Jacobo Grinberg logró trascender en realidad por su desaparición y muy posible muerte más que por lo que pudiera haber logrado en vida. Aunque tipificado severamente desde la Academia en términos como: “neurofisiólogo, psicólogo, esotérico y pseudocientífico mexicano…con dedicación al estudio del chamanismo, la conciencia, la parapsicología”, tal parece que el paso de los años ha matizado un poco los epítetos que en su momento—y tras su ausencia—recibiera de sus colegas. Como investigador mexicano afiliado a la Máxima Casa de Estudios del país, donde ocupaba oficina y secretaria, Grinberg Zylberbaum logró cierta notoriedad, llegando a relacionarse incluso con el charlatán Carlos Castaneda y su círculo íntimo de “brujas”—del que luego intentó desvincularse por considerarlo un ambicioso vulgar—debido una de sus teorías en las que entremezclaba academicismo, superchería y la posibilidad de que el hombre lograra con recetario una especie de desarrollo extrasensorial que desde su convicción personal vino a denominar como “Teoría Sintérgica”. Bajo esta teoría, Grinberg pretendía vender como “innovadores” la existencia y propagación de ciertos estudios que ya habían sido realizados incluso durante la Segunda Guerra Mundial por parte de la Oficina de Servicios Estratégicos (O.S.S.)—antecedente de la Agencia Central de Inteligencia (C.I.A.)—en que se buscaba el desarrollo de la visión a distancia, la potencialización de la telekinesis y otros tipos de adivinación con fines de defensa militar y espionaje en contra de la Alemania Nacional-Socialista; investigaciones que tras el triunfo de los Aliados serían retomadas por la misma C.I.A. después que el Comandante Ian Fleming,  el autor del Agente 007, brindara su asesoría como operativo del MI6 para consolidar esta institución. Sin embargo, estos estudios fueron prontamente desechados como inviables en la segunda mitad de la década de 1940, en que la atención gubernamental y científica se focalizó en el desarrollo de la energía atómica No será sino hasta los años ochentas cuando esta búsqueda trasnochada sería retomada como “innovadora” por Gringberg quien, según el documental realizado por Netflix, atrajo la atención nada menos que de Margarita López Portillo; la excéntrica hermana del expresidente José López Portillo: una mujer sumamente cuestionable en cuanto sus usos del poder a partir de sus caprichos y excentricidades egómanas, pero también una mujer muy poderosa al grado del peligro puesto que después de haber vinculado a Grinberg con la célebre curandera  Bárbara Guerrero “Pachita” e invitarlo a la Residencia Oficial de Los Pinos a conocerla, terminó por ahuyentarlo al poco tiempo con una serie de amenazas para que no volviera a contactar a la chamana ni se atreviera a difundir el contenido de las investigaciones y entrevistas que este le habría realizado. Y es en este contexto en el que surge la extraña figura de Teresa Mendoza (alias de Teresa Pérez) como un personaje que logra casarse con Grinberg y a la que se vincula directamente con su desaparición. Y no es para menos: en el ámbito público en el que este solía moverse era muy fácil plantar en su vida a alguien que en algún momento, aprovechándose de la ingenuidad y buena fe del neuropsicólogo, lograra enamorarlo mientras fungía como contacto a sueldo de alguien con suficiente poder para eliminarlo después, una vez que no se le considerara útil o hasta “peligroso”, para tomar posesión de toda su información (hecho que sucedió, lográndose comprobar la pérdida de todos sus escritos, grabaciones y discos duros de sus computadoras en su casa). De hecho, lo anterior suele cobrar una mayor posibilidad debido a que al momento de su misteriosa desaparición—en la que se vincula como responsable directa a Mendoza junto con una de las “esposas-brujas” de Castaneda—Grinberg, que para entonces manifestaba temer por su vida en manos de su mujer, estaba por publicar una serie de libros sobre sus investigaciones con el respaldo gubernamental de CONACYT, mismos que salieron a la luz en 1994. Hoy, treinta años después, Jacobo Grinberg ha vuelto a aparecer para satisfacción de un público selecto de seguidores: en el citado documental producido por Ida Cuéllar y en la reedición de aquellos libros que este nunca pudo ver impresos.

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El gran mito antiguadalupano

Por: Enrique Sada Sandoval No se puede hablar de México como Estado, nación o identidad propios antes del año de 1521; aun y cuando el sistema político mexicano ha pretendido hacerlo demagógicamente, como parte de un discurso en el que apela a un supuesto pasado indígena de manera única e ininterrumpida, partiendo solo de una de las etnias más odiadas y menos representativas, a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional. En este caso, lo que se busca de manera fraudulenta es nulificar a las más de 200 naciones o tribus, diseminadas desde el sur de los Estados Unidos hasta los límites con Guatemala en favor de uno de los peores vicios políticos vigentes, heredado del Borbonismo decadente, como lo es el centralismo. Otro de los grandes mitos que el Estado totalitario y pseudorevolucionario ha pretendido imponer, desde las instituciones y el erario público, ha sido también su espíritu anticristiano y jacobino, travestido de falso laicismo. Y como corolario de lo mismo nos encontramos nada menos que con el mito antiguadalupano como tal. Siendo la imagen plasmada en la tilma del indio Juan Diego un gran elemento que acabó con los sacrificios humanos que aún se mantenían clandestinos, además de potencializador del hermanamiento identitario mestizo—imagen que originalmente se negaban a aceptar los mismos españoles—hasta convertirse en bandera de batalla y Patrona de México Independiente, plasmándose este mismo sentir en la instauración de nuestra primera Orden de Estado y Caballería como la Orden Imperial de Guadalupe (única Orden de Estado creada para premiar el mérito y la virtud de todos los ciudadanos sin importar su origen étnico o social), era de esperarse que este símbolo de Unión fuera uno de los primeros en ser atacados por la influencia servil de otros poderes extranjeros en nuestro país. Como impostura del régimen cardenista que no fue otra cosa más que una prolongación camuflada del Maximato autoritario con diferente títere (Cárdenas en lugar de Calles) y titiritero (Daniels en sustitución del difunto Morrow) desde Washington, buena parte del espíritu antirreligioso y desfigurador de nuestra identidad nacional desde la década de 1930, pretendió imponer desde la Secretaría de Educación Pública y sus instituciones la ocurrencia de que la Virgen de Guadalupe era una simple obra humana, producto de un supuesto indígena—como antítesis de Juan Diego—al que llamarían Marcos Cipac. La realidad es que de ese personaje no existe ningún registro ni prueba siquiera de su existencia más que el discurso oficial, a diferencia de Juan Diego Cuahtlatoatzin de quien si existen pruebas y evidencias de su existencia como tal lo mismo que de su residencia, sin dejar de mencionar el que la hechura de semejante obra habría sido confiada no a un supuesto indígena sino a un europeo o un fraile—que fueron los más renuentes en reconocerla—con la mejor técnica posible de aquella época—como la escuela española, italiana o flamenca—no siendo así tampoco, lo que rompe también con toda lógica incluso para quienes se han empecinado en negarla. Otra parte del gran mito antiguadalupano proviene del fariseísmo con el que se pretende sobajar a los creyentes de la Virgen, repitiendo desde los medios tanto como desde personajes afines al Gobierno que es justo en este día que los peregrinos abandonan perros en La Villa. La realidad es que los peregrinos vienen en camiones y bicicletas a una velocidad que por mucho y que se tratara de cánidos, a estos les es imposible seguirles el paso, sin contar con el hecho de que los devotos que vienen caminando no son idiotas como para traer un perro desde Tlaxcala, Guanajuato o Jalisco. Por el contrario, estos pobres animales en los alrededores de la Villa son los abandonados callejeros que existen en la Ciudad de México, lo cual es problema tanto como responsabilidad de la Alcaldía al igual que del Gobierno capitalino al que le resulta más fácil y hasta económico evadirse, culpando a los peregrinos y a esta Fiesta Nacional para mancharla, por oscuros intereses antirreligiosos.

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Del riesgo del falso indigenismo y su idealización (1 parte)

Por: Enrique Sada Sandoval Como uno de los constructos propios de la Historia oficial en nuestro país, los mexicanos solemos cargar con el lastre dual del centralismo que suele camuflarse bajo un sistema federal que, en los hechos, solo lo es de nombre hasta la fecha. Y un apéndice de este centralismo lo es el aztequismo etnólatra, sin lugar a duda. Como parte de este corolario ideológico se pretende que todo lo mexicano sea azteca, nulificando a las más de 200 etnias o naciones indígenas que han abarcado nuestro territorio de norte a sur, e incluso a las que padecieron durante siglos el abuso y canibalismo diario por parte de los mexicas hasta que finalmente los combatieron y vencieron con un ejército formado por cerca de 100, 000 indígenas (integrado por tepanecas, tlaxcaltecas, tlatelolcas, xochimilcas, texcocanos y otros) junto a un puñado de 800 españoles, tras la conquista de Tenochtitlan. En cuanto a lo que fuera Tenochtitlan, es un hecho que la ciudad debió deslumbrar a los conquistadores puesto que el mismo Hernán Cortés pretendía que se conservara exactamente tal cual e inalterada, pero también es cierto que era una ciudad con graves problemas estructurales, que sufría inundaciones constantemente y que al menos en cuatro ocasiones estuvo a punto de desaparecer debido a estas. Las más gravosas fueron la inundación de 1446, que arrasó la ciudad a tal grado que generó una serie de hambrunas que se prolongaron hasta el año de 1455, y la terrible inundación producida por la construcción del acueducto bajo el reinado tiránico de Ahuitzotl, quien pereció también a consecuencia de la misma. Por otra parte, persiste un detalle que nuestros falsos indigenistas posmodernos y aztequizados, tan pródigos al intentar referir las crónicas para vender la idea de una urbe idealizada con la finalidad de tratar de contraponerla contra toda herencia hispánica, y  es el que Bernal Díaz del Castillo—al que citan como fuente—menciona como es que los templos olían a muerto como los peores mataderos de Castilla, y que los sacerdotes sacrificantes tenían sus largos pelos apelotonados y pegados por la sangre seca de tantas víctimas, tan sucios que parecían el rabo de una vaca.  A esto habrá que agregar el hedor preponderante en una México-Tenochtitlan repleta de restos humanos, cosa que también refiere el cronista: “En las vigas y gradas de Mixcoatl, edificio del templo mayor de México, contaron Andrés de Tapia y Gonzalo Sandoval de Umbría 136,000 calaveras de indios sacrificados”; sin olvidarnos del  horror de los temibles tzompantlis o torres de cabezas humanas ensartadas que ya han aparecido, aunque se negaba oficialmente su existencia “como un mito”, y que podían albergar más de 130,000 cráneos que se descomponían clavados por las sienes hasta que quedaban sin piel, eventualmente. De igual manera se puede hablar sobre el estado interior de lo que eran los templos, los adoratorios o el estado de las viviendas de los macehuales (que vivían bajo terrible servidumbre) en comparación con las viviendas de los nobles y sacerdotes, quienes incluso llegaban a comprar esclavos para celebrar las fiestas con sus sacrificios particulares de los que usaban todavía sus restos como particular adorno para sus casas. Como ciudad, Tenochtitlan semejaba en dado caso a un inmenso cementerio por su olor y su falta de higiene generalizada, puesto que todos los desechos que se generaban al interior de la misma eran arrojados por sus habitantes nada menos que al propio lago. Los únicos que podía darse el lujo de bañarse en este estado de cosas eran la clase alta—formada por la nobleza, la casta sacerdotal y los guerreros—quienes disponían de manera caprichosa y excluyente del trabajo forzado de cientos de macehuales a quienes se obligaba a suministrarles agua potable, que tenían que acarrear desde muy lejos, para poder bañarse de manera similar a como lo hacía Moctezuma, quien en su carácter como rey o emperador tlatoani disponía de un acueducto exclusivo para su uso personal, puesto que el único acueducto que había para consumo popular no se daba abasto suficiente para poder dar de beber a toda la ciudad, ya que uno de sus dos canales siempre se encontraba en mantenimiento o reparación.

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Día de muertos: de origen hispánico y medieval

Como parte de una de nuestras tradiciones más vivas y festejadas como mexicanos de norte a sur, el Día de Muertos se erige como una celebración multicolorida que contrasta con la típica idea de la muerte como algo lúgubre. Sin embargo, aún esta celebración que nos une no ha estado exenta de ser víctima del populismo oficialista y hasta de nuevas modas extranjeras —propias del marxismo cultural como la etnolatría y el falso indigenismo— en nuestro país, donde se ha querido vender la idea de ser una fiesta exclusiva de origen prehispánico, lo cual es falso, tal como lo demuestra también el arqueólogo mexicano Víctor Joel Santos Ramírez quien subraya que estas fiestas nacen nada menos que de la Europa medieval y sus rituales cristianos, por lo que no son resultado del sincretismo indígena y europeo. Así lo refiere en su ensayo El origen del Día de Muertos, como investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y Maestro por la Universidad Autónoma de Sinaloa. En efecto, será el Papa Bonifacio IV quien inicialmente instaura el 13 de mayo del año 609 como Día de Todos los Santos para honrar a los protectores de la Iglesia y contrarrestar el paganismo, consagrando el antiguo templo romano del Panteón de Agripa como Iglesia de Santa María de los Mártires, mejor conocida actualmente como Santa María la Redonda, modificándose a noviembre por cuestiones de clima y provisión de alimentos en el Viejo Mundo, consagrándose a todos los santos y mártires que gozan de la visión de Dios el 1, mientras el 2 se dedica a quienes reposan en Cristo, sin alcanzar aún la visión beatífica todavía. Ambas celebraciones llegan a México en el siglo XVI, comenzando en las primeras iglesias franciscanas de Texcoco, Tlaxcala y el Convento grande de San Francisco en la capital de la Nueva España, donde el gran Fray Toribio de Benavente «Motolinia» describe que las ofrendas de los indios incluían maíz, mantas, comida, pan, gallinas y, en lugar de vino, cacao. Y ponen sus ceras, porque: «aunque son pobres… buscan de su pobreza y sacan para una candelilla». A finales del siglo XIX las fiestas del Día de Muertos estaban en decadencia, y será hasta el régimen cardenista (1934-1940) que, según el investigador, fueron reinventadas con el propósito de quitarle poder a la Iglesia Católica y asociarlas con la idea nacionalista, destacando a la muerte por encima de los santos: «Para tal efecto, Cárdenas se hizo rodear de intelectuales socialistas como Frida Kahlo, Diego Rivera, Octavio Paz y José Clemente Orozco. Lo cierto es que este proceso ya venía desarrollándose desde las reformas de Juárez; los grabados de José Guadalupe Posada son una muestra de esa desacralización y del divertimento que ya tenía la fiesta del Día de Muertos al inicio del siglo XX. Lo nuevo fue integrarla a la idea nacionalista y exponerla como parte del folclor mexicano, como ya se aprecia en la película ¡Qué Viva México! (1930), de Serguéi Ensenstein, asesorada, por cierto, por algunos de los intelectuales antes mencionados». Como refiere el arqueólogo en su estudio, lo reprobable en este caso no es desconocer el carácter religioso de las festividades, sino vender la falsa idea de un supuesto «origen prehispánico», que a su juicio es: «Una mentira fabricada que ha venido repitiéndose hasta el día de hoy, legitimada por intelectuales, incluidos historiadores y antropólogos, así como por políticos, ahora con una nueva modalidad: convertirla en un producto de consumo turístico, lo cual se ha venido concretando durante las primeras dos décadas del siglo XXI (el caso más notorio es el famoso Desfile de muertos de la Ciudad de México) y entonces sí, estaremos hablando de una celebración sincrética, vacua y anticultural». Sin duda, algo que coincide también con lo asentado hace más de una década también por otra antropóloga como la Dra. Elisa Malvido (Q.E.P.D.), quien subrayó a través de diversas publicaciones, tanto como presentaciones, el origen eminentemente europeo medieval de una de las celebraciones que, gracias a nuestra Herencia Hispánica, hoy por hoy, todos los mexicanos nos podemos honrar que nos pertenece.

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El odio a lo mexicano

«Si un mexicano  odia lo español, se odia a si mismo». Miguel León Portilla. Uno de los fenómenos políticos más importantes del siglo XX y en los que menos se ha reparado es el ocaso del Imperio Británico. A la par que el fin del Imperio Ruso y la elevación de la tiranía socialista soviética, la desconfiguración de esta  hegemonía supuso en su momento un duro golpe al poderío y dignidad de la nación que se enseñoreaba todavía como “reina de los mares” en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Para lograr sobrellevar esta decadencia en sus instituciones y sobre todo entre sus ciudadanos, Reino Unido se vio orillado a recurrir a dos herramientas para salvaguardar lo posible a través de la gobernanza y la retórica. En el primer caso, a través de una mancomunidad de naciones de habla inglesa, la Comonwealth, sobre las que fueron sus antiguas colonias con el fomento de vínculos comerciales e identitarios en estos nuevos países independientes; y en segundo lugar, a través del relanzamiento de la Leyenda negra antihispana en la que en vez de reparar en las antiguas glorias inglesas se enfatizaba el mito de la supuesta crueldad y oscurantismo del Imperio español en América y en el mundo, con lo que se recalentaba también una nueva entrega de odio con racismo sistematizado—muy mal disimulado—contra el mestizaje, la religiosidad católica y los grandes frutos que esta mezcla logró brindar a lo largo de trescientos años de civilización y hermanamiento a la cultura occidental. Esta embestida de propaganda oficial se diseñó para ser diseminada a través de dos frentes: en el viejo y en el nuevo mundo a partir de la década de los veintes. Desde el gobierno británico sobre España, a través de aislamiento diplomático e impresos en el primer caso, en tanto por la vía del Smithsonian como institución cultural de gobierno en los Estados Unidos de Norteamérica. De este caldo de cultivo abrevaron varios regímenes políticos en ambos lados del mar haciendo sentir sus efectos; ya sea a través de apoyo contra el bando nacionalista durante la Guerra Civil española como lo hizo Stalin directamente o el gobierno norteamericano a través de la Brigada Abraham Lincoln; y en México el régimen de la “revolución  triunfante” con asesinatos y persecusiones antirreligiosas que duraron hasta 1941, además de la imposición de la educación socialista desde la Máxima Casa de Esudios del país. En nuestro país, una de las medidas oficiales para justificar esto fue la publicación de pasquines donde se endiosaba un falso indigenismo etnólatra y centralista en detrimento de las 200 naciones indígenas existentes, de la herencia mestiza y las tradiciones religiosas a través de la cultura financiada por el gobierno como es el caso de los murales de Diego Rivera en contra de la epopeya de la Conquista y el Virreinato donde el cretinismo doloso le hizo reproducir, con muy buena paga, desde crueldades inexistentes hasta los desvaríos archirefutados del gran mitómano esclavista que fue Bartolomé de las Casas. El odio contra lo español se tradujo a su vez en odio hacia todo lo mexicano, no solo en nuestro país, como era de esperarse, puesto que si los hijos propios de aquella gran mezcla de los hispano peninsular y lo nativo americano no fueron capaces de advertir que esto era en detrimento de su población, los hijos de Inglaterra al norte del Río Bravo sí se los hicieron saber a través de linchamientos públicos tanto como medidas discriminatorias impuestas desde establecimientos, hoteles y negocios donde públicamente se les negaba entrada o servicio a mexicanos, españoles y negros por igual hasta la promulgación de los Derechos Civiles en el año de 1970. En México por desgracia, esta estela de adoctrinamiento burdo ha persistido hasta la fecha tanto en el imaginario del ciudadano común como en el discurso oficial de los distintos gobiernos y regímenes que desde entonces apuestan a la desmemoria histórica para lucrar, solo desde la retórica hueca, con supuestos agravios contra indígenas muertos para olvidarse de los indígenas que viven y de la nación mestiza a la que deberían representar.

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