Mango Verde

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Cagayan: indios tlaxcaltecas contra samuráis.

Por Enrique Sada Dentro del imaginario al que corresponde el mito de la Conquista, según la impostura del Smithsonian en México—a través de la Secretaría de Educación Pública como su filial de adoctrinamiento—donde se vilipendia por igual tanto a los españoles como a los indígenas vencedores de la tiranía sanguinolenta de los aztecas, suele omitirse que uno de los capítulos más gloriosos de nuestra Historia lo es el de aquella etapa de gestación de nuestra identidad nacional mestiza como lo fue el Virreinato. Y a su vez, entre sus páginas doradas nos encontramos nada menos que lo que fue la expansión y conquista que peninsulares y demás etnias nativas hicieron juntos hacia el norte del continente (conquistando hasta Alaska), y al sur del mismo, en el señorío de los Atahualpas (con la conquista del Perú). Sin embargo, muy pocos imaginan que este mismo espíritu emprendedor llegaría más allá de los mares, como en su momento lo fue laconquista y fundación de las Filipinas, que recibirán su nombre en honor al Emperador hispano Felipe II, gracias a la iniciativa de Miguel López de Legazpi, Alcalde de la Ciudad de México, junto con tropa formada por tlaxcaltecas. A partir del año de 1574 las costas de Filipinas fueron atacadas contantemente por corsarios japoneses hasta que el Gobernador de Manila solicitó los servicios Juan Pablo de Carrión: veterano de guerra asturiano que a sus 64 años de edad arma la defensa contra Tay Fusa; famoso pirata japonés que tenía tiempo asolando aquellas costas. Carrión armó un batallón con 7 embarcaciones con 40 efectivos peninsulares en tanto el resto fueron tlaxcaltecas veteranos de las guerras chichimecas, una tropa considerable de novohispanos, indios sangleyes y tagalos entrenados en el arte militar peninsular, dotados con el ixcahuipilli mesoamericano que—como aporte tlaxcalteca—también usaban los soldados españoles como protección. La flotilla de Carrión tomó el Rio Tajo para interceptar las fuerzas de Tay Fusa que disponía 18 embarcaciones y 800 piratas japoneses, chinos, alayos, coreanos y varios samuráis sin señor (ronín). Pronto los hombres de Carrión descubren una embarcación de Tay Fusa e intentan abordarla, pero los piratas japoneses rechazan el ataque y contratacan abordando la embarcación. Carrión ordena a sus soldados que formen en la popa de la nave un escuadrón con todos los piqueros adelante y los arcabuceros en la retaguardia en tanto al apercibirse de la superioridad numérica de los piratas, los novohispanos cortan la cuerda o driza de la vela mayor de la embarcación, misma que cae sobre el combés de la galera, formando un parapeto o trinchera natural desde la cual los arcabuceros logran disparar con protección y precisión. A partir de este momento la lucha se vuelve encarnizada puesto que tlaxcaltecas y españoles hacen resistencia frontal, emprendiendo combate cuerpo a cuerpo contra los corsos nipones a quienes logran rechazar y poner en fuga. La lucha inició con gran número de descargas de artillería de ambos bandos, prolongándose durante varias horas hasta arrojar saldo de 200 piratas muertos en batalla y una docena de soldados hispanos e indígenas caídos en la línea de defensa. Para entonces, era más que evidente que la táctica novohispana era superior a la de los japoneses pese a la gran desventaja numérica, llegando incluso a embarruntar sus picas con cebo en la punta para evitar que fueran tomadas por los nipones. Ante el desastre, Tay Fusa intenta negociar su retirada con Carrión pidiendo se le indemnizara en oro sus pérdidas, algo a lo que el asturiano no estaba dispuesto por considerarlo indigno, por lo insistió en que se retirara de Filipinas, reanudando la lucha. Al momento de la última batalla se agotó por completo la pólvora entre ambos bandos, por lo que reanudaron el combate directo, cuerpo a cuerpo, en la costa hasta que Tay Fusa ordenó la retirada con sus combatientes, siendo perseguidos por los valerosos tlaxcaltecas, tagalos y peninsulares que lograron una victoria heroica, pacificando la región por más deun siglo.

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ENVÍA TU COLABORACIÓN La revista de literatura, arte y cultura Verde Letras, editada por Mango Verde Fondo Editorial, invita a todos los escritores, sin importar su país de origen o residencia (siempre y cuando las colaboraciones literarias sean presentadas en español) a participar en su convocatoria permanente bajo las siguientes bases: 1.- Las colaboraciones se recibirán de manera permanente. Cada material enviado a nuestro correo electrónico será revisado por los editores. Si el fallo es favorable, los trabajos serán publicadas en Verde Letras. La decisión es inapelable. Sólo se mantendrá correspondencia con los autores de materiales aprobados, que se entienda que si no hay comunicación en un tiempo de seis meses, la colaboración no ha sido aceptada. 2.- La extensión de las colaboraciones literarias será la siguiente: crónica: entre cinco y diez cuartillas; cuento: entre cinco y diez cuartillas; cuento breve: dos cuartillas máximo; ensayo: entre tres y diez cuartillas; fragmento de novela: entre diez y quince cuartillas; poesía: un poema o conjunto de poemas de entre cinco y diez cuartillas;  reseña: entre tres y cinco cuartillas; teatro: entre diez y quince cuartillas; y debe presentarse en formato word a interlineado doble, en letra tipo Bookman Old Style de 12 puntos. Las reseñas de libros, o de cualquier otra disciplina debe contener la información de la obra que se reseña, incluyendo una imagen de portada del libro o disco, un fotograma de la película, etcétera. En el caso de textos con notas a pie de página, las referencias irán al final del escrito. 3.- Todas las colaboraciones deberán adjuntar una breve semblanza del autor en el que incluya los siguientes datos y formato: Nombre del autor (lugar y año de nacimiento), estudios, publicaciones, ciudad y año, así como premios, becas o residencias que haya obtenido. 4.- Condiciones de publicación: Verde Letras no se compromete a publicar los trabajos recibidos. Los editores son quienes deciden acerca de las colaboraciones dictaminadas. Los autores de los textos e imágenes publicados en Verde Letras son propietarios de su trabajo y responsables de las opiniones expresadas en ellos. Los autores publicados en Verde Letras ceden de forma no necesariamente exclusiva a la revista el derecho de publicar el contenido de estos trabajos en cualquier tipo de medio y soporte, por ejemplo, en versión impresa, digital y en cualquier otro medio de transmisión de información de esta revista. Los autores de Verde Letras mantienen todos los derechos relacionados con sus textos o imágenes que no impidan a la revista ejercer su derecho de publicación. Por ejemplo, los autores podrán ofrecer el material a otros medios de comunicación y obtener ingresos por ello. Los autores podrán crear nuevas versiones de su material y ofrecer éstas a otros medios sin necesidad de que sean enviadas también a Verde Letras. Verde Letras se reserva el derecho de modificar el texto original enviado por el autor, por ejemplo, corrigiendo el estilo, así como errores gramaticales u ortográficos, o realizando las modificaciones necesarias para adaptar el trabajo al medio de transmisión empleado en cada caso. Los textos deberán remitirse al correo electrónico: mangoverdefondoeditorial@gmail.com, indicando en el asunto lo siguiente: REVISTA VERDE LETRAS. 5.- Cualquier controversia con respecto a esta convocatoria será resuelta por los editores de la revista Verde Letras 6.- Mango Verde Fondo Editorial se reserva el derecho de cerrar la convocatoria en el momento en que lo considere pertinente, informando a los interesados de manera escrita, a través de este medio, así como de las redes sociales de Mango Verde Fondo Editorial. 7.- La participación en esta convocatoria implica la aceptación de todas y cada una de sus bases

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Febrero: Mes del Plan de Iguala.

Por: Enrique Sada Para José Antonio Jiménez Díaz.Dentro del Calendario oficial impuesto por el Gobierno el día 24 de Febrero suelefestejarse—muy escuetamente—como el “Día de la bandera” dentro del programa deestudios de la Secretaría de Educación Pública, lo mismo para la burocracia y las FuerzasArmadas acuarteladas en el país.Tal reduccionismo no puede entenderse sino como un intento por ocultar nada menos queuno de los documentos fundacionales, si no es que el Documento Fundacional de carácterConstitucional—como lo asientan juristas e historiadores especializados como Felipe TenaRamírez y Jaime del Arenal Fenochio—para la Independencia y construcción de Méxicocomo Patria independiente, como es el Plan de Iguala.Para entender el impacto que tuvo la proclamación del Plan de Iguala en un país quetriplicaba en extensión territorial al actual, tanto como su éxito y recepción apoteósica quelogró al poco tiempo en una nación mestizada como la nuestra, es preciso medirlo a la luzde su natural contraparte—y detonante—que fue la Constitución masónica expedida en1812, impuesta para todo el Imperio Español en 1820.Uno de los grandes dilemas que se habrían de presentar tendría que ver con lo plasmado enel Artículo 22 de la misma:“A los españoles que por cualquiera línea traen origen de África, para aspirar a serciudadanos les queda abierta la puerta dela virtud y del merecimiento, y en consecuencialas Cortes podrán conceder carta de ciudadano a los que hayan hecho servicios eminentes ala patria, o a los que se distingan por sus talentos, su aplicación y su conducta; bajocondición respecto de estos últimos de que sean hijos de legítimo matrimonio, de padresingenuos, de que estén ellos mismos casados con mujer ingenua y avecindados en losdominios de España, y de que ejerzan alguna profesión, oficio o industria útil con un capitalpropio, suficiente a mantener su casa y educar sus hijos con honradez” .Por lo anterior quedó clara una enorme contradicción desde el momento en que se reconocela “nacionalidad” como españoles a los negros y castas con la salvedad de que les niega elejercicio de la ciudadanía, cuya consecución quedaba condicionada deliberadamente y demanera muy subjetiva, con la obvia finalidad de reconocer los menos posibles. Estasituación habría pasado inadvertida en la España peninsular, pero en el continenteamericano y concretamente en la Nueva España, dicha disposición estaba lejos pasardesapercibida.El Virrey Apodaca acudió a las Cortes informándoles el 1 de noviembre la conmoción quegeneró la Carta Magna no solo por su antirreligiosidad sino por la discriminación que hacíade la mayoría de los mexicanos, notificándoles que había tomado resolución de declarariguales a todos los individuos pertenecientes al Ejército de Pardos y Morenos: esto es,violar la Constitución. Pese a ello, el Virrey ni siquiera mereció respuesta por parte de sus“venerables hermanos” de Logia en las “augustas y liberales” Cortes. La respuesta vendría en poco tiempo y no de Cádiz o Madrid sino del suelo mexicanocuando el 24 de febrero de 1821, tras intercambio epistolar con el insurgente VicenteGuerrero desde noviembre del año anterior, el coronel del Regimiento de Celaya, Agustínde Iturbide, proclamó su célebre Plan de Iguala con el Ejército Imperial de las TresGarantías. El Plan iniciaba no como un llamado a las armas o a la destrucción de un bando,sino como un manifiesto generoso en el más pleno sentido de la palabra: “Americanos, bajocuyo nombre comprendo no solo a los nacidos en América, sino a los europeos, africanos yasiáticos que en ella residen…”.Sobra decir que este proyecto que no se apartaba de la senda constitucional—pues exigíauna Constitución propia para el país—ni de los derechos del hombre libre logró no solo lasumisión de Guerrero sino una adhesión tumultuaria bajo el Rojo de la banderanacional—hecha por Iturbide—que consagraba la garantía de la Unión de todos losmexicanos, según el Artículo 12: “Todos los habitantes de la Nueva España, sin distinciónalguna de europeos, africanos, ni indios son ciudadanos de esta Monarquía con opción atodo empleo según su mérito y virtudes”.Dado lo anterior, no deja de sorprender como a más de doscientos años de nuestraIndependencia sigue intentando de imponerse el silencio desde lo más ominoso del sistemapolítico mexicano, como una apuesta constante por la desmemoria. Y lo mismo sucede conla persona del Libertador de México en cuanto a su obra y el recibimiento que tuvo el Plande Iguala en el norte del Imperio, como reconoce Moisés Guzmán, pese a los esfuerzos deGuadalupe Jiménez Codinach, Jaime del Arenal Fenochio David Brading y José AntonioJiménez Díaz, entre muchos otros.

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Dinamita, Durango: esplendor de un siglo.

Por Enrique Sada Sandoval Para poder hablar de las manifestaciones de la vida social al igual que de lo que se pudiera entender como el pensamiento ordinario de la gente desde su cotidianidad, como diría Pilar Gonzalbo en su Historia de la cotidianidad, cabe subrayar que uno y otro vendrán a configurarse a partir del entorno inmediato o del medio geofísico en el cual tanto los individuos como las sociedades tienden a desarrollarse. Tal es el caso de un poblado como Dinamita, Durango; al igual que Abisinia, El Siete, El Durazno La Mina y tantas otras comunidades que se han logrado asentar y desarrollar históricamente en torno a la legendaria Sierra del Sarnoso y sus linderos; mismos que a pie, desde la adolescencia y tras muchas noches de acampada entre sus cañones, manantiales y petrograbados, aprendí a recorrer tanto como a querer entrañablemente. Franqueado históricamente por los municipios de Mapimí en su estribación norte, por Lerdo y León Guzmán en su estribación sur-poniente, por Gómez Palacio (bajo cuyo rango político pertenece) y Tlahualilo en el oriente y norte, este poblado se encuentra enmarcado dentro del Bolsón de Mapimí en la gran extensión que a su vez delimita el Desierto de la Biósfera de Chihuahua; surgido durante la etapa del Virreinato de la Nueva España a partir de múltiples prospecciones mineras—aún existen minas españolas abandonadas que dan testimonio de lo anterior en este sitio—emprendidas tras el descubrimiento muy cercano de la célebre Mina de la Ojuela, este poblado cobrará importancia primero por tratarse nada menos que de tierra sagrada para las muchas tribus bárbaras del norte de México como los cocoyomes, tobosos, rarámuris y tepehuanes que la solían  procurarla ya como coto de abastecimiento de caza y de aguas al igual que como antiguo centro ceremonial cuyos vestigios—pese al abandono de las autoridades locales y el vandalismo de lo peor de nuestra sociedad—todavía pueden encontrarse diseminados desde las faldas del imponente Cerro de la Chiche con su distintivo picacho reconocible a kilómetros desde Coahuila y Durango, hasta los Cerros Colorados y desde las estribaciones de la Sierra del Rosario llegando a Jacales y hasta el Cañón del Sarnoso. Posteriormente, y muy probablemente teniendo como primeros exploradores peninsulares a algunos miembros de las fuerzas expedicionarias de Nuño de Guzmán a su paso durante el siglo XVI, será la búsqueda de riqueza en sus entrañas y alrededores lo que hará de este sitio un lugar de abastecimiento de oro y plata que irá mermando en cantidad a lo largo del tiempo, tras el estallido de la Revolución Mexicana, y ante el enorme afluente de aguas subterráneas que sobreabundan a pocos metros de sus cerros y valles no del todo explorados en algunas partes, y en donde la profusión de jabalíes, venados y otras especies permitieron el asentamiento pronto en derredor de lo que a la postre trascendería como los límites de la famosa Mina de La Colorada. Pero también será un lugar que pese a lo anterior permitirá el asentamiento y el mestizaje armónico entre mexicanos y extranjeros, entre mineros sajones e hispanos, entre mestizos de este suelo y negros provenientes de los Estados Unidos De los jabalíes, los venados, el oro y la plata ahora solo queda el recuerdo—algo que todavía solían referir sus pobladores saliendo de misa en el templo dedicado a Santa Bárbara, patrona de mineros y fusileros, en la década de los noventas—y  algunos vestigios de prosperidad en lo que fuera su Mercado, su Panteón y hasta su Cárcel todavía pueden adivinarse, independiente de las explotaciones marmoleras o del de la Compañía de explosivos y químicos Austin-Bacis que le ha brindado también su lugar al pueblo que sobrevive de algún modo, mientras los hijos de su suelo buscan otras fortunas más allá del terruño que es la Matria que les vio nacer. Tierra de leyendas enclavada en torno a montes y valles con enormes figuras pétreas tan caprichosas como el Cerro de la Vela, el Pichacho Colorado, el Cerro de la Chiche o el mítico Cerro del Sarnoso en cuyas noches todavía cabalgan en el viento las antiguas tribus nómadas aguerridas, los peninsulares huyendo de la Independencia tras esconder sus fabulosos tesoros y las huestes del bandolero Machado todavía depositan el fruto de sus robos y los restos de sus víctimas en alguna cueva cuando sus habitantes se reúnen a compartir las consejas que—desde la cotidianidad más inmediata—escucharon de sus abuelos acompañados de cerveza o de sotol alrededor del fuego; voces y recuerdos cuya memoria merece ser rescatada como lo ha hecho Miguel Amaranto desde las breves páginas de Dinamita. Esplendor de un nuevo siglo, libro que por su oportuna aparición tanto como por el material y las fuentes inéditas que consigna, merece ya, desde el momento mismo en el que sale de la imprenta, una Segunda Edición, como herencia para futuras generaciones.

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Dar clases y enseñar, ¿es una garantía para que se logre el aprendizaje?

Por: Dra. H.C Judith Varela Ríos, Estudiante de doctorado en Educación No. Tener una garantía no es necesariamente un factor determinante para lograr el aprendizaje. El aprendizaje es un proceso complejo que depende de varios factores, como el esfuerzo y la motivación del estudiante, puesto que la enseñanza es interpersonal y el aprendizaje es intrapersonal (Flores Ochoa, 1997). Se tiene que evaluar la calidad de la enseñanza, el entorno de aprendizaje y la forma de la adaptación de los métodos de enseñanza al estilo de aprendizaje de cada individuo. Confío en las nuevas modalidades, tipo online; considero que el autoaprendizaje es el proceso por el cual una persona adquiere conocimientos o habilidades de manera autónoma, sin la necesidad de un instructor o maestro. En este tipo de aprendizaje, la persona se encarga de identificar y definir sus propias metas de aprendizaje, seleccionar los recursos necesarios, diseñar estrategias de estudio y evaluación, y llevar a cabo el proceso de aprendizaje de manera independiente. ¿Consideras que en el profesorado actual se ha manifestado una dialéctica de los modelos centrados en la enseñanza tradicionalista a nuevos modelos centrados en el aprendizaje?  Sí. Considero que en el profesorado actual se ha manifestado una dialéctica de los modelos centrados en la enseñanza tradicionalista a nuevos modelos centrados en el aprendizaje. En la enseñanza tradicionalista, el enfoque se centra en el profesor como el transmisor de conocimientos y el centro del proceso educativo. Este modelo se caracteriza en brindar lecciones que son seleccionadas por el docente, donde explica el contenido de forma unidireccional, sin considerar las necesidades e intereses de los estudiantes. Los estudiantes son pasivos receptores de información, y suelen ser evaluados a través de exámenes memorísticos. Sin embargo, en los últimos años, ha surgido una tendencia hacia modelos centrados en el aprendizaje del alumno, donde el estudiante es el protagonista de su propio proceso educativo, ya que busca que los estudiantes sean activos y participen en la construcción de su propio conocimiento. Se promueve el aprendizaje basado en problemas, proyectos y actividades prácticas, que permiten a los estudiantes aplicar los conceptos en situaciones reales, y desarrollar habilidades como el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Gracias a los avances tecnológicos, se ha facilitado el acceso a información y recursos educativos, lo que ha llevado a repensar el papel, y poner en duda el lugar del profesor como el único proveedor de conocimientos. Se ha evidenciado que los estudiantes aprenden de manera más efectiva cuando están activamente involucrados en el proceso, en lugar de ser meros receptores de información.

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SANTA MARÍA DE LA ANTIGUA DEL DARIÉN:

LA PRIMERA CIUDAD ESPAÑOLA DE LA AMÉRICA CONTINENTAL Por: Mario Jesús Gaspar Cobarruvias El 20 de julio de 1515, el rey Fernando II de Aragón, otorgó desde la ciudad española de Burgos, a la villa de Santa María de La Antigua del Darién, fundada hacia el 20 de septiembre de 1510 en el istmo de Panamá, la real cédula que le confirió su Título de Ciudad, escudo de armas, y le confirmó también como sede del primer obispado de la América Continental. De esta forma, esta población, que era también la capital de la provincia de Castilla del Oro, se convirtió en la quinceava ciudad hispanoamericana reconocida jurídicamente por la corona española, así como el primer cabildo dotado de ayuntamiento (edificio de sesiones) y municipio (territorio) de la América Continental; nueve años antes de la fundación de la Villa Rica de la Vera Cruz, hacia el 20 de mayo de 1519. El poblamiento europeo de la América Continental comenzó en la costa norte de Venezuela entre 1500 y 1503, extendiéndose hacia Colombia y la franja del istmo de Panamá hasta 1522. Simultáneamente avanzó en las islas de Cuba y Jamaica, entre 1510 y 1520. Desembocando, finalmente, en la Nueva España a partir de 1519, en que la presencia europea se volvió permanente hasta nuestros días. LOS ANTECEDENTES En 1502, el almirante Cristóbal Colón llegó a las costas de Veragua, en el istmo de Panamá, teniendo siempre como base de partida la isla de La Española (hoy República Domínicana/Haití), y fundó un asentamiento de existencia breve en las costas del Caribe, llamado Belén, que fue destruido por los nativos de la región. Otros emplazamientos en tierra firme del continente, y anteriores a Santa María la Antigua del Darién, fueron el poblado de Nombre de Dios, levantado por Diego de Nicuesa durante su gobernación de Veragua, y el de Santa Cruz, levantado por Alonso de Ojeda durante sus exploraciones en Venezuela, en la efímera gobernación de Coquivacoa, hoy la Guajira, y que duró sólo tres meses. Existió también el fuerte llamado San Sebastián de Urabá, fundado también por Ojeda en el actual territorio de Colombia, y que rápidamente fue abandonado para buscar su traslado a otro lugar más seguro. Ojeda, había partido de regreso a Santo Domingo debido a que la situación se había tornado insostenible en el fuerte de San Sebastián, primer intento de los españoles para establecer una base en la costa Caribe del continente; la zona muy belicosa y malsana. Y de los 300 exploradores iniciales que había llevado Ojeda, quedaban solamente 42 sobrevivientes. El mando de San Sebastián le fue encomendado a Francisco Pizarro, quien debía resistir durante cincuenta días hasta que Ojeda volviera, cosa que nunca sucedió. Como comandante quedó entonces Martín Fernández de Enciso, quien había llegado con algunos refuerzos para tratar de salvar la situación. Fue entonces cuando Vasco Núñez de Balboa sugirió que la población del fuerte se trasladara al oeste del Golfo de Urabá, territorio que conocía por haberlo explorado desde 1501, por ser las tierras más fértiles y menos peligrosas. Al llegar a esa nueva región, los españoles se encontraron con el cacique Cémaco, y hubo fuerte resistencia por parte de los indígenas. Los españoles prometieron entonces a la Virgen de la Antigua, venerada en la ciudad española de Sevilla, que de salir triunfantes en la batalla darían su nombre a la nueva población que querían fundar. También acordaron enviar un romero a Sevilla con joyas y alhajas cuando la situación se enderezase. Es de señalar que esta referencia a la Virgen de La Antigua, en nada se relaciona con el nombre del pueblo veracruzano de La Antigua, pues en este caso y, según la costumbre española, refiere a su mayor antigüedad de 75 años, precediendo a la Nueva Veracruz (hoy ciudad de Veracruz) fundada en 1600. PRIMERA CIUDAD Y PRIMER CABILDO Tras poner en fuga a los indígenas, los españoles convirtieron la choza mayor del poblado en una rústica iglesia, que más tarde sería de mampostería. Este edificio dedicado a la Virgen de La Antigua, sería la primera iglesia de la América Continental, siendo la primera de todo el continente la iglesia principal de la ciudad de Santo Domingo en la isla de La Española (hoy República Dominicana). Inicialmente, el bachiller Martín Fernández de Enciso asumió el cargo de alcalde mayor en virtud de órdenes de las que decía ser acreditado, pero que había perdido en un naufragio. La nueva población fundada hacia el 20 de septiembre de 1510, después de la victoria sobre el cacique Cémaco, se llamó inicialmente La Guardia, y no tuvo fundación formal con acto protocolario y notario, pero fue reconocida ampliamente y sin objeciones por la corona española. El escaso tacto e intolerancia de Enciso para con los soldados, propició que fuera reemplazado por Balboa, y éste convocó en noviembre de 1510 a un cabildo abierto de los vecinos para elegir autoridades. De esta forma, por aclamación popular, Balboa y Benito Palazuelos fueron designados como los dos alcaldes ordinarios, con Juan Valdivia y Diego Albítez como regidores y Bartolomé Hurtado como alguacil. Palazuelos sería sustituido al poco tiempo por Martín Zamudio como alcalde ordinario. Con el paso del tiempo, Balboa ascendería también a los cargos de alcalde mayor, y más tarde a gobernador de la naciente provincia del Darién. Mediante la autoridad que le confirió el nuevo cabildo, rebautizó a la población como Santa María de La Antigua del Darién, y se le considera su verdadero fundador, por encima de Martín Fernández de Enciso. Este cabildo darienita, fue el primero de la América Continental, y, por su forma de actuar, si bien era ilegal para la corona española al carecer de autorización para poblar por parte del virrey Diego Colón, constituyó el primer acto de gobierno democrático en tierra firme. La fundación de La Antigua del Darién tuvo mucho paralelismo con la que Cortés hizo en la Villa Rica de la Vera Cruz, y la experiencia en tierras panameñas fue provechosa para los soldados que,

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¿Cuánto sabes de serpientes? (parte 2)

Por: Dr. Gamaliel Castañeda Herpetólogo de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UJED Las serpientes son un grupo fascinante por su diversidad de formas, colores, tamaños, hábitos y conductas. Las hay desde los colores negro o marrón, hasta colores vivos como azules, rojos, amarillos o una combinación de ellos. Las más pequeñas llegan a medir los 10 centímetros en su estado adulto, mientras que las más grandes han alcanzado tallas de poco más de 9.5 metros de longitud (el caso de la pitón reticulada). Sin embargo, hace unos 20 millones de años, vivió una serpiente que llegó a medir hasta los 15 metros de largo, la famosa Titanoboa cerrejoensis. Una serpiente que fácil alcanzaba el tamaño de un autobús escolar. En cuanto a su éxito de colonización, estos animales han sido capaces de alcanzar todo tipo de ambientes. Las hay desde las que viven en el mar como la serpiente marina (Hidrophis platurus), las que viven en entornos acuáticos en zonas áridas o en zonas tropicales, y hasta las que han dominado los entornos arborícolas o fasoriales. La única limitante que tienen es la que ha caracterizado a todos los reptiles: su incapacidad de generar calor y, por lo tanto, su restricción a zonas donde el sol pueda calentarlos durante la mayor parte del año. Es por eso que este tipo de organismos no pueden existir en ambientes donde predomina el hielo o donde el frio es la constante a lo largo del año. Todos los reptiles pueden tolerar un poco el frio. Son capaces de soportar temperaturas incluso congelantes, pero sólo durante unas cuantas semanas al año. Es por eso que las serpientes son abundantes en la mayor parte de la tierra, pero siempre y cuando no se encuentren en condiciones de frio extremo. Desafortunadamente, las serpientes continúan siendo aniquiladas casi de cualquier entorno. El desconocimiento, la errónea percepción de que todas ellas son venenosas, y la expansión de las necesidades humanas hacia zonas rurales o entornos silvestres, está generando mayor número de encuentros con ellas. Encuentros que generalmente terminan en: serpientes desplazadas o eliminadas. Son animales que contribuyen de diferentes maneras en el ecosistema. Controlan especies de roedores, por ejemplo, que pudieran representar plagas potenciales sin sus depredadores naturales. Fungen como alimento para numerosas especies de aves, mamíferos o, incluso, otras serpientes. En el sentido médico, Unas cuantas de ellas representan un riesgo por sus venenos, pero gracias a la medicina y a la biotecnología, se ha podido obtener numerosas sustancias cuyas propiedades han ayudado tanto a contrarrestar el mismo veneno (produciendo antivenenos), hasta obtener moléculas que ayudan a tratar la hipertensión, en procesos quirúrgicos para evitar hemorragias, entre otros. Las serpientes son importantes ecológicamente. Comparten el mundo con nosotros, y de igual manera merecen que tengamos la mente abierta y receptiva para entender su función en los ecosistemas. Y en determinado momento, si tenemos un encuentro con ellas, poder apreciar lo bueno que representan, y brindarles una segunda o tercera oportunidad antes de caer en el reflejo de intentar matarlas. Es importante que podamos entender su función y su valor. Y con mayor conciencia, ser incluso un actor más dentro de los esfuerzos de conservación que merecen. Si un día ve una serpiente, tómele foto, busque información sobre ella o contacte a alguien que le pueda dar más información al respecto. Una sociedad informada siempre será capaz de tomar las mejores decisiones para sí misma como para el entorno que le rodea.

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3 DE ENERO: CELEBRACIÓN, FIESTA Y OLVIDO

Por: Por Socorro Isabel Barrantes Zurita Suenan los clarines de libertad y, sin embargo, el pecho de la tierra, atormentado en la juntura de sus ríos y quebradas, llora y calla.  El señor alcalde ha decretado gran bacanal en la Plaza de la Conquista, una oportunidad para los y las emprendedoras para vender sus ofertas al paso.  La gente del pueblo está contenta, escucha, mira, ríe, baila, se emborracha, y olvida que mañana es otro día de guardar silencio, sin tener satisfechas sus necesidades básicas:  El agua cada día se va más temprano; se soluciona llenando tanques uno, dos tres, en las alturas; y dentro de la tierra, afeando la ciudad histórica, los que pueden hacerlo aun sin permiso; pero «PROTEGE NUSTRA ZONA MONUMENTAL. PRINCIPAL ELEMENTO DE IDENDTIDAD DE NUESTRA CIUDAD», aunque las Iglesias se partan de mojadas, aunque las casas patrimoniales se queden sólo en fachada mal cuidada; por dentro hay que sacar la vuelta, construyendo sin aviso, dejando que el cemento eche por tierra las escasas viviendas de adobe, que si darían identidad, que las callecitas peatonales se borran al gusto del cliente; que las viviendas no tengan un orden, una orientación adecuada para su construcción y viabilidad. Los alcaldes vecinales y de centros poblados también están de acuerdo con echar abajo las casitas de barro y teja para que el cemento haga de las suyas las más feas casas, que van borrando nuestra identidad; permitiendo que el agua se desperdicie, sin una planificación de almacenamiento y buen manejo; que las portadas virreinales y republicanas den paso a las de fierro para los grandes negocios en plano centro histórico, y los negocitos de las gentes humildes, que sí están permitidos para celebrar el 3 de enero, fiestas patrias y carnavales, son perseguidos todo el año por los policías municipales, y no se generan fuentes de verdadero trabajo digno y emprendedor de un justo y viable desarrollo. Suenan los clarines de libertad, sin embargo, la educación, la salud, la vivienda, la viabilidad, la seguridad ciudadana, el empleo, están tirados en el suelo, bebiendo la nostalgia del 3 de enero, borrachas de pobreza, de injusticia, de olvido, de corrupción. Para la cultura «no hay plata». De eso que se encarguen los artistas con su miserable peculio, con sus ganas de hacer arte, con su limosneo a cuestas. Ahí que se las vean para publicar sus libros, pinturas, teatro, danzas. Tenemos valores artísticos como Carlos Vergara, Noemí López, Shalo Villanueva, Daniel Cotrina, Julia Camacho, Ramón Bazán, Luzmán Salas, entre otros tantos; notables escritores de provincias, que mendigaron un encuentro que entre región y municipalidad llegaba a tan solo diez mil soles, para cubrir todos los gastos. Rotundamente recibimos la consigna «no hay plata». No pocos artistas varones y mujeres merecen becas oportunas, nos dan identidad y prestigio. La obra de Amalia Puga, Andrés Zevallos, Víctor Campos, Renato Chávarri, danzas y arte de Celendín, Cajabamba, San Miguel, Contumazá, San Pablo y de todas las provincias, vienen esperando la oportunidad de ver la luz, pero «no hay plata». ¿Dónde está el poder de gestión, los lobbys, para hacer milagros con una verdadera postura de querer la libertad auténtica para esta tierra que es una de las regiones más pobres, teniendo todo para ser una región libre y tan importante como el Cusco, Arequipa, Lima? Sencillamente, porque nuestras autoridades nos contentan con música, canto, bacanal, de dos o tres días al año. Porque no se tiene en cuenta, qué es lo que daría un verdadero desarrollo.  A nosotros nos hace falta un TORIBIO CASANOVA, unos sanramoninos, estudiantes de verdad, de todos los colegios y universidades, que nos permitan conquistar nuestra auténtica libertad y desarrollo integral, humano, justo, sostenible, creador. PREGUNTO: ¿Cuánto se ha gastado en celebrar el 3 de enero del 2024?

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Tlaxcaltecas en la Conquista del Perú.

Por: Enrique Sada Sandoval Desde la historiografía oficial, desde su óptica miope y centralista, mucho se ha focalizado sobre la gran participación de la etnia tlaxcalteca como nación conquistadora en el centro de México y, hasta cierto punto, en lo que respecta al norte del país y el sur de los Estados Unidos de Norteamérica. Es un lugar común, y tema bastante abordado tanto por los historiadores académicos como por los típicos mercenarios al servicio del sistema político mexicano, encasquillándose estos últimos en lo que respecta a la caída de Tenochtitlan. Sin embargo, si algo ha pasado de largo para quienes han pretendido imponer una visión única desde la retórica oropelesca de la «historia de bronce», ignoran por lo general que la contribución tlaxcalteca no sólo se limitó a nuestro país y al del vecino del norte, puesto que también se expandió más allá de las fronteras de lo que ahora conocemos como Mesoamérica. Fue gracias a esto que, las autoridades virreinales en la capital de este nuevo reino, acudieron a sus servicios como colonizadores y combatientes a la hora de abrirse paso hacia el Septentrión, donde fundan villas y ciudades prósperas como San Esteban de la Nueva Tlaxcala en Santiago del Saltillo; San Miguel de Mezquitic en el Altiplano potosino; San Juan del Río en Querétaro, Colotlán en la Nueva Galicia (Jalisco) y Ciudad Real (San Cristóbal de las Casas) en Chiapas, llegando incluso hasta Las Floridas. Sin embargo, más allá de los que se les refiere por su participación en las Guerras chichimecas, que tan bien refiriera el historiador e hispanista norteamericano Philip Powell, muy poco se menciona de su presencia activa en lo que respecta a Guatemala, las Filipinas y la fundación del muy próspero Virreinato del Perú. En cuanto a este último caso, el historiador Cubano-Mexicano Alejandro González Acosta, conforme a documentos virreinales, demuestra cómo entre los participantes en la refundación por parte de los peninsulares de la antigua ciudad de Cuzco —que data del siglo XIII— se ha descubierto un gran número de indígenas tlaxcaltecas, en su mayoría, provenientes de México, con la expedición de Pedro de Alvarado como Adelantado, quien los terminó cediendo a Francisco Pizarro y Diego de Almagro como parte de una transacción militar, estableciéndose y mestizándose con los nativos quechuas, con quienes establecieron una comunidad.   Otra autoridad académica que apuntala este acontecimiento de reciente conocimiento para nosotros, es el que brinda Rosario Navarro Gala, quien haciendo uso de uno de los primeros documentos redactados en castellano en este nuevo Virreinato, como el llamado «Libro de Protocolo del primer Notario Indígena del Cuzco» —mismo en el que se compilaron una serie de documentos oficiales del siglo XVI—, aparece la mención de varios nombres y apellidos de indígenas establecidos a los que se reconoce e identifica como «Mexicano». De hecho, nombres y reconocimientos como tales se les hace inmediatamente a partir del nombre, sobre todo en documentos legales y en Fes de Bautismo, Matrimonios y Defunciones en donde, previamente, se consignan como apostilla al acontecimiento o celebración que se ha llevado a cabo su identidad en breve como «Capitán Pedro Mexicano», «Antonio Mexicano» o «Ylario Arias Mexicano», según la costumbre, propia de los libros sacramentales de la época. Llegados a este punto, es de admirarse cómo, después de haber sido una nación o etnia abusada y explotada por un largo tiempo, y duramente, por la tiranía sanguinolenta del imperio mexica —al igual que otras naciones vencedoras como los tepanecas, tlatelolcas, texcocanos, xochimilcas y varias más—, esta tribu vigorosa desplegó lo mejor de sí misma, destacándose hasta convertirse en un pueblo conquistador y civilizador al poco tiempo del arribo de Hernán Cortés, y del triunfo épico de este último como Capitán General y Conquistador, gracias a las cuatro cabeceras heroicas de Tlaxcala.

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ANTONIO DE TORRES, EL PRIMER ALCALDE DEL CONTINENTE AMERICANO

Por: L.C.C. Mario Jesús Gaspar Cobarruvias En México, y en especial en el Estado de Veracruz, es todavía creencia que el primer cabildo o ayuntamiento de América se fundó con la expedición del capitán general extremeño Hernán Cortés hacia el 20 de mayo de 1519, en los arenales frente al islote de San Juan de Ulúa. Sin embargo, dos hechos irrefutables se contraponen a esta creencia que, aún hoy en día, en pleno siglo XXI, es repetida e incluso utilizada como lema de gobierno y de campaña electoral en este país. La primera es que los españoles, al mando del Almirante Cristóbal Colón, arribaron desde 1492 al continente americano, abordándolo por sus islas del Mar Caribe, trayendo consigo, no sólo barcos, armas de fuego, caballos y frutos, sino también las diversas instituciones que formaban parte y regían su vida cotidiana en la península Ibérica, destacando dos de ellas que permitieron la rápida expansión de la presencia europea y su llegada a tierras mesoamericanas en 1519: la iglesia y el cabildo. La iglesia dirigía la directriz primaria suprema, que era la evangelización de los distintos pueblos que se iban encontrando en el avance por el Nuevo Mundo, conforme a las creencias que se tenían en el siglo XVI, en una sociedad que apenas estaba saliendo de la Edad Media hacia el espíritu más abierto en ideas del Renacimiento. Pero esa labor fundamental hubiera sido imposible sin la acción gubernamental del cabildo, cuya función era implantar la autoridad de la corona de Castilla en tierras tan lejanas, y, a la vez, representar los intereses de los vecinos que hicieron la travesía interoceánica. Así, se evitaba la propagación de la anarquía en las nuevas tierras descubiertas, al llevar las instituciones encargadas de regir e impartir justicia que ya funcionaban desde siglos antes en los reinos cristianos. De no ser así, se corría el riesgo de que los alzados, a largo plazo, enajenaran territorios que eran reconocidos en Europa como parte del imperio español. Una armada como la de Cortés, con 11 naves, con alrededor de 600 combatientes y 200 auxiliares africanos e indígenas, organizada en la isla de Cuba y no en España, procedía de un territorio previamente sometido por los españoles, con un orden jurídico bien establecido en pueblos y ciudades. Cortés arribó al Nuevo Mundo en el año de 1504, y fue recibido en la isla de La Española (hoy dividida en los países de República Dominicana y Haití) por el gobernador Nicolás de Ovando. Este puesto indicaba la existencia de una jurisdicción territorial entera con ciudades o villas que se estaban fundando y poblando con gran rapidez; este proceso colonizador se dirigía desde la ciudad de Santo Domingo, fundada en 1502. El 7 de diciembre de 1508, por cédula real del rey Fernando II, trece de esas poblaciones fueron premiadas con el título de ciudad y con el privilegio de poseer escudo de armas: Santo Domingo, Concepción de La Vega, Santiago, Bonao, Buenaventura, Puerto Plata, San Juan, Compostela, Villanueva de Aquino, Verapaz, Salvaleón, Santa Cruz, Puerto Real y Lares de Guanaba. Este hecho refuerza la existencia de numerosos cabildos o ayuntamientos en el Nuevo Mundo, mucho antes que el arribo de Cortés en 1519. Este personaje participó, a partir de 1511, en la conquista de la isla de Cuba, bajo el mando de Diego de Velázquez Cuellar, mismo que llegó a ser teniente de gobernador de la isla. Durante su gestión se fundaron 8 nuevas ciudades, siendo el mismo Cortés fundador de la de Santiago de Cuba y su primer alcalde ordinario. INTEGRACIÓN DE LOS CABILDOS Los cabildos de españoles en América, eran instituciones basadas en el modelo del municipio libre de Castilla. Fueron creados por una adaptación a un nuevo medio de los ayuntamientos medievales de España, que en ocasiones también habían sido llamados cabildos, en similitud con los cabildos eclesiásticos de las iglesias catedrales. El término cabildo proviene del latín capitulum, «a la cabeza». El nombre completo con que se encabezaba cada uno era «Muy Ilustre Cabildo, Justicia y Regimiento de…». Su importancia radicaba en que sus funcionarios electos representaban a los pobladores ante los reyes y altos magistrados, aplicando las leyes, decretos, respetando los derechos y privilegios señalados por la ley, o concedidos por provisiones y cédulas reales. Los cabildos americanos comúnmente convocaban de dos a cuatro regidores en sus inicios, y hasta doce ya bien avanzado el siglo XVI. Ellos elegían a dos alcaldes ordinarios para impartir justicia. El primero de ellos, el alcalde ordinario de primer voto, fue la figura jurídica a partir de la cual se evolucionó, tras diversas transformaciones, ajustes y cambios a lo largo de varios siglos, a la que hoy rige los municipios, y que en países como México se conoce bajo el nombre de presidente o presidenta municipal. Si bien en muchos lugares, en recuerdo de su origen colonial, todavía se le menciona —en forma ya incorrecta— como alcalde o alcaldesa. Un alcalde (del árabe-hispano, alqáḍi o juez) era, y continúa siendo, un cargo público que se encuentra al frente de la administración pública de una población con rango de ciudad o villa. Su función era impartir justicia y la emisión de bandos aprobados por los regidores, regulando la vida pública de los pobladores dentro de su jurisdicción territorial. Al ser electos, el alcalde de primer voto representaba a la nobleza, y el de segundo voto al pueblo común. Por ejemplo, al fundarse el cabildo de la Villa Rica de la Vera Cruz en 1519, se conoce que el joven capitán Alonso Hernández de Portocarrero —que era sobrino del conde de Medellín y hombre de confianza de Cortés— fue elegido alcalde ordinario de primer voto, representando a los hidalgos o nobles de baja categoría que, como el propio Cortés, ejercían el mando militar de la expedición. Y en ausencia, al capitán Francisco de Montejo, representando a los centenares de hombres procedentes de las clases bajas y de los más diversos oficios (campesinos, herreros, comerciantes, carpinteros, etc.). Los alcaldes ordinarios

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