LA PRIMERA CIUDAD ESPAÑOLA DE LA AMÉRICA CONTINENTAL
Por: Mario Jesús Gaspar Cobarruvias
El 20 de julio de 1515, el rey Fernando II de Aragón, otorgó desde la ciudad española de Burgos, a la villa de Santa María de La Antigua del Darién, fundada hacia el 20 de septiembre de 1510 en el istmo de Panamá, la real cédula que le confirió su Título de Ciudad, escudo de armas, y le confirmó también como sede del primer obispado de la América Continental. De esta forma, esta población, que era también la capital de la provincia de Castilla del Oro, se convirtió en la quinceava ciudad hispanoamericana reconocida jurídicamente por la corona española, así como el primer cabildo dotado de ayuntamiento (edificio de sesiones) y municipio (territorio) de la América Continental; nueve años antes de la fundación de la Villa Rica de la Vera Cruz, hacia el 20 de mayo de 1519.
El poblamiento europeo de la América Continental comenzó en la costa norte de Venezuela entre 1500 y 1503, extendiéndose hacia Colombia y la franja del istmo de Panamá hasta 1522. Simultáneamente avanzó en las islas de Cuba y Jamaica, entre 1510 y 1520. Desembocando, finalmente, en la Nueva España a partir de 1519, en que la presencia europea se volvió permanente hasta nuestros días.
LOS ANTECEDENTES
En 1502, el almirante Cristóbal Colón llegó a las costas de Veragua, en el istmo de Panamá, teniendo siempre como base de partida la isla de La Española (hoy República Domínicana/Haití), y fundó un asentamiento de existencia breve en las costas del Caribe, llamado Belén, que fue destruido por los nativos de la región. Otros emplazamientos en tierra firme del continente, y anteriores a Santa María la Antigua del Darién, fueron el poblado de Nombre de Dios, levantado por Diego de Nicuesa durante su gobernación de Veragua, y el de Santa Cruz, levantado por Alonso de Ojeda durante sus exploraciones en Venezuela, en la efímera gobernación de Coquivacoa, hoy la Guajira, y que duró sólo tres meses.
Existió también el fuerte llamado San Sebastián de Urabá, fundado también por Ojeda en el actual territorio de Colombia, y que rápidamente fue abandonado para buscar su traslado a otro lugar más seguro. Ojeda, había partido de regreso a Santo Domingo debido a que la situación se había tornado insostenible en el fuerte de San Sebastián, primer intento de los españoles para establecer una base en la costa Caribe del continente; la zona muy belicosa y malsana. Y de los 300 exploradores iniciales que había llevado Ojeda, quedaban solamente 42 sobrevivientes.
El mando de San Sebastián le fue encomendado a Francisco Pizarro, quien debía resistir durante cincuenta días hasta que Ojeda volviera, cosa que nunca sucedió. Como comandante quedó entonces Martín Fernández de Enciso, quien había llegado con algunos refuerzos para tratar de salvar la situación. Fue entonces cuando Vasco Núñez de Balboa sugirió que la población del fuerte se trasladara al oeste del Golfo de Urabá, territorio que conocía por haberlo explorado desde 1501, por ser las tierras más fértiles y menos peligrosas.
Al llegar a esa nueva región, los españoles se encontraron con el cacique Cémaco, y hubo fuerte resistencia por parte de los indígenas. Los españoles prometieron entonces a la Virgen de la Antigua, venerada en la ciudad española de Sevilla, que de salir triunfantes en la batalla darían su nombre a la nueva población que querían fundar. También acordaron enviar un romero a Sevilla con joyas y alhajas cuando la situación se enderezase.
Es de señalar que esta referencia a la Virgen de La Antigua, en nada se relaciona con el nombre del pueblo veracruzano de La Antigua, pues en este caso y, según la costumbre española, refiere a su mayor antigüedad de 75 años, precediendo a la Nueva Veracruz (hoy ciudad de Veracruz) fundada en 1600.
PRIMERA CIUDAD Y PRIMER CABILDO
Tras poner en fuga a los indígenas, los españoles convirtieron la choza mayor del poblado en una rústica iglesia, que más tarde sería de mampostería. Este edificio dedicado a la Virgen de La Antigua, sería la primera iglesia de la América Continental, siendo la primera de todo el continente la iglesia principal de la ciudad de Santo Domingo en la isla de La Española (hoy República Dominicana).
Inicialmente, el bachiller Martín Fernández de Enciso asumió el cargo de alcalde mayor en virtud de órdenes de las que decía ser acreditado, pero que había perdido en un naufragio. La nueva población fundada hacia el 20 de septiembre de 1510, después de la victoria sobre el cacique Cémaco, se llamó inicialmente La Guardia, y no tuvo fundación formal con acto protocolario y notario, pero fue reconocida ampliamente y sin objeciones por la corona española.
El escaso tacto e intolerancia de Enciso para con los soldados, propició que fuera reemplazado por Balboa, y éste convocó en noviembre de 1510 a un cabildo abierto de los vecinos para elegir autoridades. De esta forma, por aclamación popular, Balboa y Benito Palazuelos fueron designados como los dos alcaldes ordinarios, con Juan Valdivia y Diego Albítez como regidores y Bartolomé Hurtado como alguacil. Palazuelos sería sustituido al poco tiempo por Martín Zamudio como alcalde ordinario.
Con el paso del tiempo, Balboa ascendería también a los cargos de alcalde mayor, y más tarde a gobernador de la naciente provincia del Darién. Mediante la autoridad que le confirió el nuevo cabildo, rebautizó a la población como Santa María de La Antigua del Darién, y se le considera su verdadero fundador, por encima de Martín Fernández de Enciso.
Este cabildo darienita, fue el primero de la América Continental, y, por su forma de actuar, si bien era ilegal para la corona española al carecer de autorización para poblar por parte del virrey Diego Colón, constituyó el primer acto de gobierno democrático en tierra firme. La fundación de La Antigua del Darién tuvo mucho paralelismo con la que Cortés hizo en la Villa Rica de la Vera Cruz, y la experiencia en tierras panameñas fue provechosa para los soldados que, siendo ya veteranos aclimatados, emigraron a Cuba y se integraron a las expediciones que el gobernador Diego de Velázquez envío a las costas mexicanas.
PEDRO ARIAS DE DÁVILA
Al igual que hiciera Hernán Cortés en 1519, Balboa inmediatamente envió al alcalde Zamudio junto al rey Fernando para gestionar el reconocimiento del trabajo de sus 300 expedicionarios a favor de su corona, entre 1511 y 1512. Pero los constantes pleitos legales entre diversos adelantados y gentes de leyes como Enciso, hicieron que en 1513 el rey ordenase sanciones contra Balboa y organizara la Gran Armada de Castilla del Oro, al mando del anciano cortesano Pedro Arias de Dávila. Este zarpó de Sanlúcar de Barrameda el 11 de abril de 1514 con una flota de 22 naves y casi 2 000 personas entre civiles, cortesanos, eclesiásticos y militares, con claros fines de colonización.
Así, se sumaron a la gente de La Antigua del Darién, que bajo el gobierno hábil de Balboa habían estado coexistiendo pacíficamente con los indígenas. La población había crecido hasta tener 500 españoles y 1500 nativos dentro de sus límites. El mestizaje continental se inició aquí al unirse los españoles con las nativas de pueblos amigos, y el propio Balboa tomó por mujer a una nativa llamada Anayansi, hija o sobrina del cacique Careta, para sellar una alianza que permitiera desarrollar en paz al nuevo poblado.
Con Dávila, arribaron al continente toda una generación de futuros y famosos conquistadores, así como el famoso soldado y futuro cronista Bernal Díaz del Castillo, autor de la HISTORIA VERDADERA DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, y su compañero, don Gonzalo Fernández de Oviedo, futuro cronista autor de la HISTORIA GENERAL Y NATURAL DE LAS INDIAS, que sería también el primer escribano oficial en hacer actos notariales en la América Continental. Siendo el primer escribano de todos en América, don Rodrigo de Escobedo, quien hizo el acta de toma de posesión de la isla de Guanahaní para el almirante Colón en octubre de 1492, muchos años antes que Diego de Godoy con Cortés en 1519.
Debido a su descubrimiento del Mar del Sur (Océano Pacífico) el 25 de septiembre de 1513, el rey otorgó a Balboa en 1514, los títulos de adelantado del Mar del Sur y gobernador de Panamá y Coiba. siendo reemplazado por el licenciado Gaspar de Espinosa como alcalde mayor y Pedro Arias de Dávila como gobernador de la provincia del Darién.
Finalmente, el 20 de julio de 1515, el rey emitió la real cédula que convirtió a La Antigua del Darién en ciudad, con un escudo de armas compuesto por «Un escudo colorado y dentro de él un castillo dorado, y sobre él la figura del sol. Y debajo del castillo, un tigre a la mano derecha y un lagarto a la izquierda: que estén alzados el uno contra el otro. Y por divisa, la imagen de Nuestra Señora del Antigua».
Con esta real cédula en 1515, se fundó también la diócesis de Santa María de la Antigua del Darién, que fue la primera en tierra firme. Fue creada por el papa León X mediante la bula «Pastoralis officii debitum» del 9 de septiembre de 1513. Inicialmente era diócesis sufragánea de Sevilla (España). Su primer obispo fue Fray Juan de Quevedo Villegas, que previamente había llegado a su sede el 30 de junio de 1514. Los franciscanos fueron los primeros religiosos en arribar a la tierra firme, bajo la dirección de Fray Alonso de Escobar.
Entre las órdenes religiosas o clero regular, la Orden de San Francisco fue la primera en arribar a las islas del Mar Caribe, a Venezuela, al istmo de Panamá y a la Nueva España, cumpliendo la directriz máxima de la corona española: la evangelización.
En 1515, la Antigua del Darién alcanzó su máximo esplendor, como punto de partida de expediciones que fundaron otras ciudades y como la capital provincial de Castilla del Oro, que constituía la parte central del llamado Reino de Tierra Firme. Esta entidad, se extendía desde el Cabo de Gracias a Dios entre Honduras y Nicaragua, hasta el cabo de la Vela en la península de la Guajira en Colombia. Se distribuyó desde 1508 entre las nominales gobernaciones de Veragua y de Nueva Andalucía, recién pobladas en 1510 y la segunda finalmente dividida en 1533, entre las provincias de Cartagena y de Santa Marta (Colombia), que sí eran entidades políticas. La parte oriental llegaba hasta las Guayanas.
En 1515, la ciudad poseía más de 1500 habitantes españoles e igual número de indígenas. Ya se habían construido una iglesia que aspiraba a ser catedral, un colegio indigenista, una ermita a San Sebastián, un convento de padres franciscanos, una casa de cabildo y un hospital, entre otras estructuras.
Las excavaciones arqueológicas del siglo XX, revelaron que sólo la iglesia era de mampostería de piedra, y al parecer, el resto era de madera de la región. El gobernador trajo consigo instrucciones directas del rey sobre cómo trazar la ciudad y repartir las tierras entre los nuevos pobladores. De la Antigua del Darién no sobrevivieron planos del siglo XVI que indicaran su distribución urbana. Por todo lo anteriormente mencionado, pese a que su existencia sólo fue de 16 años, esta ciudad fue en sus primeros años tan importante como la Ciudad de México y más poblada que la Villa Rica de la Vera Cruz y Veracruz La Antigua.
La obra de poblamiento pacífico emprendida por Balboa entre 1510 y 1514, fue destruida por la codicia y la política tiránica del gobernador Dávila y sus soldados, que saquearon aldeas y esclavizaron indios. Este afán de riquezas obedecía a que los españoles que vinieron en la Gran Armada de Castilla del Oro, nobles y cortesanos en gran número, no hallaron el paraíso de riquezas en las selvas y trataron de conseguirlas a toda costa. Además, la inversión en esa armada fue extraordinaria por banqueros particulares y el mismo rey, entusiasmados por las noticias de Balboa sobre una gran riqueza en oro y perlas, y que decían que «En esta provincia del Darién hay descubiertas muchas y muy ricas minas, hay oro en mucha cantidad: están descubiertos veinte ríos y treinta que tienen oro salen de una sierra que está hasta dos leguas de esta Villa».
De esta forma, el nuevo gobernador provocó la decadencia de la ciudad al enemistarse con los indígenas, mientras se dedicó a fundar nuevas villas, organizar expediciones, procurar alimentos y acrecentar su fortuna personal. Pese a sus éxitos, Balboa era visto como su rival, y tal fue su hostilidad que, bajo el cargo de traición al rey, Arias de Dávila ordenó su ejecución y la de sus allegados, el 15 de enero de 1519.
LA CIUDAD DE PANAMÁ
Dávila, al percibir las desventajas de la ubicación de la ciudad (pocos alimentos, estar rodeada de pantanos y selvas, creciente hostilidad indígena y la irreconciliable discordia entre los soldados de Balboa y los burócratas venidos en 1514), decidió trasladar la capital de la provincia de Castilla del Oro a la costa del Océano Pacífico, construyendo una población nueva. Su esfuerzo fue coronado cuando, tras muchas dificultades, el 15 de agosto de 1519, fundó la villa de Nuestra Señora de la Asunción de Panamá, siguiendo esta vez todo el ceremonial acostumbrado, y siendo una fundación totalmente legal desde el inicio, a diferencia de lo que fueron La Antigua del Darién y la Villa Rica de la Vera Cruz. Pues Dávila tenía facultades para poblar dadas por el mismo rey Fernando II desde 1513. En esta conformidad, ordenó enseguida que Santa María de La Antigua del Darién fuese abandonada.
Dávila fundó numerosas villas durante el desempeño de su cargo como gobernador en diferentes regiones americanas, y hasta su muerte el 6 de marzo de 1531 en León, Nicaragua. Su obra maestra sería Panamá, que el 15 de septiembre de 1521, fue honrada por el rey Carlos I con su Título de Ciudad y escudo de armas, convirtiéndose en la segunda ciudad legalmente reconocida de la América Continental, dos años antes que la Villa Rica de la Vera Cruz y sus hermanas novohispanas de México, Medellín, Espíritu Santo y Segura de la Frontera. También fue la primera fundada en la costa americana del Océano Pacífico y la primera en ser legal su fundación en tierra firme.
El gobernador fundó Panamá específicamente para reemplazar a La Antigua del Darién, cuyo nombre no tuvo continuidad, pues era la obra de su odiado enemigo Balboa. También, para constituir el primer camino real de tierra firme, uniendo Panamá con las villas de Nombre de Dios y Acla, dotadas de puerto y fundadas en 1510 y 1515 respectivamente. Complementó este plan al fundar en 1522, la villa de Natá en el centro del istmo. Así, las riquezas de perlas y otros productos recogidos en las islas y la costa, tendrían salida segura hacia España y la isla de La Española, allegándose los beneficios del comercio regular. Con el tiempo, a semejanza de Santo Domingo, la ciudad de Panamá sería el punto de partida de las expediciones a la conquista del Perú.
AGONÍA Y MUERTE DE UNA CIUDAD
Para atraer a los habitantes de La Antigua del Darién, encolerizados por la ejecución injusta de Balboa y el nepotismo de Dávila, éste repartió el 5 de noviembre de 1519, las mejores tierras y encomiendas de indios a sus colaboradores y el resto lo ofertó a los darienitas que quisieran mudarse a Panamá. sabiendo que así no podrían abandonar la nueva población, pues las leyes españolas exigían que el encomendero estuviese avencidado, o perdía las tierras y los indios. Es en Panamá donde comienza a aparecer la institución de la encomienda en la América Continental, y que sería muy utilizada en la Nueva España y otros dominios españoles.
También se hallaron ricos yacimientos de oro que aumentaron el atractivo por la mudanza. Dávila utilizó además el miedo a través de los religiosos, como menciona el cronista Fernández de Oviedo en su obra:
«Llegado el gobernador Pedrarias de la Ciudad del Darién, después que hubo visto con el nuevo obispo, díjole mucho mal de la ciudad y mucho loor que tiene Panamá y así salir. Allí hay público y procuró en secreto con los vecinos si fuesen a Panamá y Acla. Diciendo que allí estaban perdidos y cuantos indios no había. Si él pudiese dar a otras poblaciones como a todos los había hecho ricos, y que él más los enriquecería.»
En ese mismo año de 1519, los españoles aliados de él se mudaron a Panamá, siendo seguido en 1521 por los religiosos, que traspasaron la diócesis episcopal y el culto a la virgen de La Antigua, que sería reconocida hasta el siglo XX por autoridades y el Vaticano, como la santa patrona de la ciudad, en lugar de la virgen de la Asunción, bajo cuya advocación se había fundado Panamá.
Los vecinos opuestos a Dávila, fueron encabezados por el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, elegido nuevo alcalde en 1522, y resistieron tenazmente al traslado ordenado por el tiránico gobernador. Quien, para acelerar la mudanza, ordenó que el ganado, las armas y municiones emprendieran el viaje, dejando a La Antigua sin defensas.
Tratando de salvarla, Oviedo construyó una gran casa para poder dar sentido de continuidad a una ciudad que estaba muriendo. La describe en su SUMARIO DE HISTORIA NATURAL hacia 1525:
«Entre las casas que había en Santa María del Antigua del Darién, yo hice una que me costó más de mil y quinientos castellanos, y tal, que a un gran señor pudiera acoger en ella y muy bien aposentarle, y que quedara muy bien en que vivir, con muchos aposentos altos y bajos, y con un huerto de muchos naranjos dulces y agros, y cidros y limones, de lo cual todo ya hay mucha cantidad en los asientos de los cristianos, y por la una parte del dicho huerto un hermoso río y el sitio muy gracioso y sano, y de lindos aires y vista sobre aquella ribera.»
No obstante, hacia 1524 la ciudad estaba casi desierta porque los pobladores han decidido irse. Se aproximaba el fin de la epopeya del último alcalde de La Antigua del Darién, que sufrió incluso intentos de asesinato. Escribió, reprochando la actitud de los habitantes ante el compromiso de salvar a su ciudad, a través de su propio ejemplo:
«E así como otros desamparaban [aquella ciudad], comencé yo a labrar, e dejé la traza e dineros a mi mujer para que hiciese mi casa; e hízola tal, que ninguna hasta aquel tiempo había en la Tierra Firme como ella. Con esto, la ciudad tenía alguna esperanza, porque aunque los otros oficiales del Rey la habían desamparado, yo no lo había hecho. E la ciudad me dio su poder para que hiciese sus negocios con el gobernador.»
Pero todo fue inútil. Sólo unos pocos españoles decidieron quedarse hasta el fin. Según relata Oviedo en su obra, lo que quedaba de la villa, casas de madera y la iglesia de mampostería, fueron incendiados y los pobladores asesinados por los indígenas que ocuparon nuevamente sus tierras y volvieron a sepultar a sus muertos en los terrenos que ocupó la ciudad.
El cabildo de Panamá fue formalmente integrado, obedeciendo a su Título de Ciudad emitido en 1521, pero los miembros del cabildo de la Antigua del Darién, proclives al gobernador Dávila, con el licenciado Gaspar Espinoza a la cabeza, se habían trasladado desde 1519 y se unieron a él, asumiendo el nuevo cabildo la representación de los darienitas emigrantes y de parte de los habitantes de Acla. De esta forma, se representaba a todas las partes en conflicto.
Cuando finalmente la ciudad fundada por Balboa fue destruida en 1526, Panamá ocupó su sitio tal como Dávila había planeado desde 1514, y por heredar la jurisdicción territorial de La Antigua del Darién, así como por tener Título de Ciudad antes que la Villa Rica de la Vera Cruz, Panamá conserva los honores de Primer Municipio y Primera Ciudad de América Continental, así como el cabildo existente más antiguo. Así, muchos historiadores consideran a Panamá el traslado técnico de la Antigua del Darién y otros que se trataba de dos ciudades diferentes, tal como sucedió en 1600 con Veracruz y Nueva Veracruz en el virreinato de la Nueva España.
La Villa Rica de la Vera Cruz, que desde 1525 pasó a ser la ciudad de Veracruz (llamada Veracruz La Vieja en el siglo XVII, y La Antigua en el XVIII), ocuparía el segundo lugar como ciudad española de tierra firme, por serle emitido su Título de Ciudad hasta el 4 de julio de 1523 y ser la diecisieteava ciudad legalmente reconocida de un total de 21 existentes en ese mismo año. Su cabildo funcionó entre 1519 y 1608, siendo el segundo de tierra firme.
La actual ciudad de Veracruz no tiene su origen en el cabildo fundado por Cortés en 1519, sino en el que se hizo obedeciendo a su propio Título de Ciudad emitido el 28 de marzo de 1600 por su fundador, el virrey don Gaspar de Zúñiga Acevedo y Velasco, conde de Monterrey, nombrando la ciudad como Nueva Veracruz. La existencia probada del territorio de la alcaldía mayor de Veracruz La Vieja, con capital en el pueblo de La Antigua tras la división del territorio en 1608, prueba de forma innegable que el cabildo y el alcalde mayor de la ciudad de Veracruz no se mudaron a la Nueva Veracruz, que son dos ciudades diferentes coexistiendo. Esta evidencia se refuerza con la creación de los municipios de Veracruz en 1608 y el de La Antigua en 1868, algo que no se hubiese hecho, si desde el siglo XVII se hubiese tratado de una misma ciudad, gobernando el mismo territorio y sólo mudándose de una ubicación a otra dentro de su misma jurisdicción,
Así, en el orden de fundaciones hispanoamericanas, la Nueva Veracruz o actual ciudad de Veracruz fundada en 1600, ocupa un sitio más allá del número doscientos. Por tanto, es imposible que se le siga creyendo Primer Municipio de América, pues su territorio, requisito obligatorio para ser municipio según los estudios del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México en el presente siglo, se definió hasta 1608. Tal como indican los documentos revisados desde 1947 por historiadores como Manuel B. Trens.
EN LA ACTUALIDAD
Los restos de la ciudad de Santa María de La Antigua del Darién fueron cubiertos por la selva, y quedaron en terrenos de la tribu Kuna, que permaneció alejada del proceso de colonización en los siglos siguientes, manifestando hostilidad a los extranjeros, hasta que fue pacificada por el gobierno colombiano a mitad del siglo XIX. La ubicación de la ciudad todavía fue registrada en mapas como el que registra aún la Tierra Firme y Castilla del Oro, por el español Juan López hacia 1785. Pero cayó en el olvido, debido a las guerras y desajustes sociales que acompañaron al nacimiento de todas las repúblicas americanas al separarse políticamente de España.
Hacia 1950, el antropólogo colombiano Graciliano Arcila Vélez identificó el sitio y las ruinas de la iglesia. En 1957 se realizaron trabajos de campo en una expedición financiada por el rey Leopoldo III de Bélgica y dirigida por Gerardo Reichel Dolmatoff.
En el siglo XXI, pese a que el lugar es un potrero con indicios del saqueo por parte de los huaqueros, en una región golpeada por la violencia y la miseria, el esfuerzo de las universidades de Colombia y Panamá ha hecho posible su resurgimiento y estudio científico; se están construyendo su museo y se han hallado piezas de sus dos culturas coexistentes y monedas utilizadas a lo largo del siglo XVI.
En 2010 se festejaron sus 500 años de fundación, y en 2015 que se convirtió en la primera ciudad hispanoamericana de tierra firme.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Mena García, María del Carmen. PEDRARIAS DÁVILA. Universidad de Sevilla, España, 1992.
- Lucena Salmoral, Manuel. VASCO NÚÑEZ DE BALBOA, DESCUBRIDOR DE LA MAR DEL SUR. Biblioteca Iberoamericana, REI Una obra para conmemorar los 500 años del Descubrimiento de América, el encuentro de dos culturas, 1a. Edición, México, 1991.
- Trens Marentes, Manuel. Bartolomé, HISTORIA DE VERACRUZ, TOMO II, LA DOMINACIÓN ESPAÑOLA 1519-1808. Reeditada. Secretaría de Educación y Cultura, Gobierno del Estado de Veracruz, Xalapa-Enríquez, Ver. México, 1992.
- De Solano, Francisco. NORMAS Y LEYES DE LA CIUDAD HISPANOAMERICANA (1492-1600) I. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Centro de Estudios Históricos, Madrid, 1996.
- Zambrano Pantoja, Fabio Roberto. LA CIUDAD EN LA HISTORIA. Universidad Nacional de Colombia, 2007.
- Carles, Rubén Darío. PANAMÁ LA VIEJA. Editorial La Estrella De Panamá, 1960.
REFERENCIAS ELECTRÓNICAS
- VASCO NÚÑEZ DE BALBOA, Real Academia de la Historia:
http://www.rah.es/nunez-de-balboa/
- SANTA MARÍA DE LA ANTIGUA DEL DARIÉN, Pueblos Originarios:
http://pueblosoriginarios.com/…/cari…/cueva/santa_maria.html