Mango Verde

En memoria del gran Aviador coahuilense: el Capitán Emilio Carranza

Por Enrique Sada Sandoval

Este sábado 13 de Julio del 2024, la American Legion, Post 11 de Mount Holly, será sede anfitriona del 97 Servicio Anual en Memoria del Capitán Emilio Carranza Rodríguez (nacido en Ramos Arizpe, Coahuila, el 9 de diciembre de 1905), que cual comenzará a la 1:00 p.m. en el monumento erigido al Capitán Carranza, en el Bosque Estatal Wharton, del municipio de Tabernacle, New Jersey.

Nacido el 9 de diciembre de 1905 en la Villa de Ramos Arizpe, Coahuila, cursó primaria en San Antonio, Texas, EUA, porque sus padres Sebastián Carranza y María Rodríguez radicaron ahí a partir de 1911, huyendo de la Revolución. De vuelta a México en 1917, fue acompañante de vuelos junto con su tío Alberto Salinas Carranza, piloto graduado en 1912 en la Escuela de Aviación de Moissan, que había combatido al lado de Francisco I. Madero primero, y después de Venustiano Carranza, su tío, y que en ese tiempo dirigía una escuela de pilotos militares en la capital del país.

En 1928, el Gobierno Mexicano le había conferido al Capitán Carranza la honrosa misión de efectuar un vuelo de buena voluntad a Estados Unidos, en reciprocidad al vuelo de buena voluntad de Charles Lindbergh a Ciudad de México, realizado en diciembre de 1927. 

Para entonces, el Capitán Carranza había realizado un glorioso vuelo a Washington, DC y luego a la ciudad de Nueva York.  Dondequiera que el joven capitán viajaba, era recibido con entusiasmo y se ganaba la simpatía de miles de personas, tanto para él como para la gran nación a la que representaba.  Tras esta visita de amistad y buena voluntad para con el vecino país del norte, estaba listo para volver a casa. El 12 de julio de 1928, el Capitán Emilio Carranza, miembro destacado de la entonces Armada de Aviación del Ejército Mexicano, recibió la ovación de una enorme multitud reunida en Nueva York, para desearle buen viaje en su proyectado vuelo sin escalas a la Ciudad de México. Sin embargo, debido a fuertes tormentas, su partida fue cancelada por las autoridades aeroportuarias y la Oficina Meteorológica del Aeropuerto Roosevelt Field.

Esa misma noche, mientras cenaba, recibió un telegrama que ordenaba su regreso inmediato.  Los funcionarios del aeropuerto no pudieron impedirlo porque el telegrama era una orden militar.  El capitán Carranza preparó su avión y despegó en medio de una tormenta amenazadora. Todo fue bien durante un breve periodo, hasta que, sobre la zona de pinos del sur de Nueva Jersey, apareció una violenta tormenta eléctrica y sus alas plateadas descendieron por última vez. Fuera de la vista de los miles de personas que lo habían recibido y homenajeado, el gallardo Capitán Carranza se estrelló y murió.

Cuando el destacamento del Post 11 regresó a Mount Holly, los miembros de la Legión Americana montaron una guardia de honor en torno al cadáver, y más tarde se les unieron miembros del Ejército de los Estados Unidos y de la Policía Estatal de Nueva Jersey. Formaron un círculo alrededor del cuerpo, una valla de honor, hasta que el cuerpo fue entregado a los representantes del Consulado General de México en Nueva York. Un destacamento de Legionarios del Post 11 acompañó el cuerpo en el largo viaje por ferrocarril hasta Ciudad de México para el funeral. Cuando el ataúd de Emilio Carranza salió de Mount Holly para su viaje final a la Ciudad de México, fue cubierto con una bandera de los Estados Unidos del Post 11 de Mount Holly. Esa bandera todavía cuelga hoy en la Escuela Militar de Aviación de la Fuerza Aérea Mexicana

Este año marca el 97 servicio conmemorativo anual del Capitán Emilio Carranza; 96 años consecutivos sin falta, no obstaculizados por tormentas tropicales, calor sofocante, o incluso lluvia torrencial (y no, no hay error: aunque han pasado 96 años desde la muerte del Capitán Carranza, antes de que se cumpliese el primer aniversario de su muerte, un servicio memorial adicional se realizó ese mismo año, por eso, aunque este es el 96 aniversario, es el memorial número XCVII).  El Post 11 ha mantenido la promesa de sus antepasados, ha continuado honrando al Capitán Carranza, y ha continuado alimentando su misión de Buena Voluntad durante casi un siglo.

Desde entonces, de manera bastante honorable, miembros de la American Legion han mantenido de manera ininterrumpida la promesa hecha por sus antepasados hace 96 años, de nunca olvidar, siempre honrar, y efectuar un servicio cada año en memoria del Capitán Carranza: algo que en nuestro país sigue sin hacerse debidamente.

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