Por: Mario Jesús Gaspar Cobarruvias
Muchos oficiales franceses que participaron con los contingentes enviados a México, escribieron profusamente en sus Memorias sus vivencias personales a manera de diarios, registrando los grandes eventos y combates donde participaron, y dando sus opiniones del país que estaban conociendo por primera vez. Fueron alrededor de 800 oficiales de infantería y caballería nacidos entre 1795 y 1849, los que vinieron a México entre 1862 y 1864. No todos eran de origen francés; los había austriacos, belgas, húngaros, rumanos, sudaneses entre muchos otros.
Uno de ellos, que acompañaba al ejército al mando del general Lorencez en abril de 1862, era el francés Gustave Léon Niox. Él nació el 2 de agosto de 1840 en Provins, y fue hijo de un teniente coronel militar de caballería. Obtuvo una beca para estudiar en el Pritaneo Nacional Militar en 1856. A su salida, en 1861, fue nombrado teniente del 10º Regimiento de infantería. Realizó cursos de capacitación ese mismo año, y poco después, al 2º. Regimiento de Cazadores de África, con quienes se fue a México en marzo de 1862.
El 20 de julio de 1911, siendo ya general y encargado del edificio de Los Inválidos, escoltó al ex presidente mexicano Porfirio Díaz hasta la tumba del general Napoleón Bonaparte, a quien el general mexicano admiraba.
En 1874 publicó su obra EXPÉDITION DE MEXIQUE, 1861-1867, en la que narró el combate de El Fortín, del día 19 de abril de 1862, donde fue testigo, en su calidad de oficial de caballería. En sus anotaciones describió también la barranca de Villegas, que en ese año ya se conocía también como de Metlac, entre las ciudades veracruzanas de Córdoba y Orizaba:
“La Barranca o quebrada de Metlac tiene 100 metros de profundidad; el camino lo cruza haciendo muchas sinuosidades. En México llamamos barrancas a las quebradas con laderas empinadas, más o menos de profundidad, resultado de la acción erosiva de las aguas torrenciales de la estación de lluvias, conmociones geológicas del suelo y, a menudo, también de Tune y el otro causas combinadas.
Algunas de estas barrancas son considerables; la de Régla, al norte de La Ciudad de México ofrece los sitios más pintorescos. Las barrancas del Platanar, de Atenquique y Beltrán, que derivan de los Volcanes de Colima, tienen de 1,600 a 1,700 metros de profundidad” (Niox 1874:143)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Niox, Gustave Léon. Expédition de Mexique, 1861-1867. Librairie Militaire de J. Dumaine, Paris, 1874.